"Quod non fecerunt barbari, fecerunt Barberini" (Aquello que no han hecho los bárbaros, lo han hecho los Barberini)
Maffeo Barberini (Urbano VIII, 1568-1644) fue un Papa culto, amante de las letras y del arte, mecenas, nepótico y tal vez traidor y cobarde.
Estatua de Urbano VIII en su tumba, Bernini. |
Creo fue unos de los personajes más interesantes que han pasado por la Santa Sede junto a Leon X. Creo de talante mucho más abierto de lo que se la ha supuesto, le tocó lidiar con un entorno nada favorable, frente al que sucumbió, para acabar siendo un Papa odiado por todos. En su juventud fue amigo de Galileo, mecenas de Caravaggio y ya como Papa bendijo a la identidad masculina de Antonio de Erauso.
Era miembro de la poderosa estirpe florentina de los Barberini, llegó al papado tras la muerte de Gregorio XV en 1623. En poco tiempo llenó a toda su familia de títulos, especialmente a sus "sobrinos" (1). Además subió los impuestos a los romanos, para pagar los enormes gastos de su reinado. Todo esto le hizo muy impopular.
Retrato de Maffeo Barberini (Urbano VIII) de Caravaggio. 1598, Colección privada |
Llevó a cabo una importante obra de transformación de la ciudad de Roma, destruyendo buena parte a favor de una nueva ciudad majestuosa y barroca. Entre sus protegidos estuvo Gian Lorenzo Bernini. El autor de la columnata de la plaza de San Pedro o el baldaquino de San Pedro del Vaticano, daba un doble sentido a muchas de las obras que desarrolló para evitar la impopularidad de los papas. Por cierto, por el baldaquino de la Basílica del Vaticano, Urbano VIII obligó a fundir los casetones de bronce del Panteón.
La parte más oscura de su reinado fue su relación con Galileo Galilei. Eran amigos desde muy jóvenes. Al inicio del papado se autoproclamó protector de las artes y las ciencias. Ambos hicieron publicaciones elogiando la labor del otro. Pero una vez el poder Maffeo Barberini le cogió el gusto de perseguir herejes. Primero se lanzó contra los que denominaba "adoradores del diablo", chamuscando a herejes y brujas sin piedad. Cuando en 1632 Galileo, convencido del apoyo de su amigo, publicó sus "diálogos", Urbano VII le traicionó, dejó que fuera juzgado, que se tratara de decir que la tierra era redonda y lo envió el ostracismo.
Sobre esta vertiente traidora del papa Barberini la más enigmática, hay quien defiende su gestión señalando que fue débil ante las presiones de un Sant Oficio en su máximo poder represivo, del que ni él mismo estaba a salvo. Lo que le convirtió en un gobernante débil y cobarde. Un ejemplo fue su inhibición en la guerra de los 30 años y el apoyo al Portugal independizado de Castilla, hizo que en Castilla fuera señalado como un Papa cobarde.
Todo lo contrario lo podemos ver a inicios de su papado. En 1625 Felipe IV envió a Antonio-Catalina de Erauso (la monja alférez) a visitar al Papa, y éste le permitió el uso de vestimenta e identidad masculina el resto de su vida, hecho muy poco usual.
En esta época surgieron casos de adoración al diablo por parte de nobles y religiosos, el Santo Oficio obligó a los acusados a declarar bajo terribles torturas: "organizaban orgías en nombre del demonio Asmodeo , violaban y sodomizaban a jóvenes monjas ursulinas y las obligaban a mantener relaciones sexuales entre ellas" (2), en agosto de 1634 las hogueras acabaron con los principales encausados.
Retrato de Urbano VIII, de Gianlorenzo Bernini. Galleria Nazionale d'Arte Antica, Roma |
Murió siendo considerado un Papa que no se había sabido imponer a los ineteres familiares y de la Inquisición. Le sucedió Inocencio X, un gobernante magníficamente retratado por Diego Veláquez. Entró en los aposentos papales de la mano de quien se dejó influir, la malvada y temeraria mujer que se hizo notar dentro de los muros vaticanos». Esa mujer se llamaba Olimpia Maidalchini. Pero esta ya fue otra historia y otra época.
(1) Eufemismo, que en muchas ocasiones significaba "hijos"
(2) Eric Frattini, Los Papas y el sexo.