dissabte, 4 de gener del 2020

¿COMO VEÍAN LOS ROMANOS LAS RELACIONES HOMOSEXUALES? (I PARTE)


Seneca: "Impudicitia in ingenuo crimen est, in servo necessitas, in liberto officium"

De la Lex Scantinia a la Lex Julia los romanos intentaron regular las relaciones sexuales de sus ciudadanos, según sus propias costumbres. A través de su ambigua redacción y del uso que se hizo de allas, podemos conocer como veían los romanos las relaciones homosexuales.



I

La república romana el 146 a JC promulgaba la "Lex Scantinia", ley que regulaba el comportamiento sexual, incluía la pederastía, el adulterio y la práctica pasiva de las relaciones homosexuales.

Aunque se han perdido las pruebas directas de su existencia, gracias a los textos de autores como Cicerón, Seutonio, Juvenal o Tertuliano conocemos de su existencia. Para autores, como Eva Cantarella, se utilizó mas como arma política para atacar adversarios que para reprimir comportamientos sexuales "inapropiados".

Siguiendo la interpretación de autores "conservadores" como Cicerón se puede llegar a la conclusión de que se trataba de una ley represiva, pero la propia Eva Cantarella(1) lo pone en duda "El testimonio de Cicerón es muy genérico, y no permite diferenciar con precisión cuales eran los comportamientos castigados por la Lex Scantinia". Aunque se señala que esta ley contemplaba la pena capital para determinados casos relacionados con las relaciones homosexuales,  no hay evidencias de que esta se aplicara.

No está clara la posición de Cicerón sobre las relaciones homosexuales. Por una parte elogiaba a grandes homosexuales de la historia como Epaminondas, por otra se burlaba de Julio César por pintarse la cara y "parecer una mujer". En el fondo para los romanos el ser activo en una relación homosexual era un honor, el ser la parte pasiva todo lo contrario. Las leyes incluso protegían al primero y castigaban al segundo (Lex Scatinia)

 Él declaró que no había nada ilegal en el caso de un hombre que lleva a otro al campo, con la intención de disfrutar de placeres eróticos. Un ciudadano podía tener sexo fácilmente con su esposa en casa, con un hombre en los baños, con una prostituta en el burdel, con un esclavo en una esquina oscura, y sólo ser criticado si no era capaz de mantener cada cosa en su lugar.

Cicerón utilizó sin ningún rubor la homosexualidad de sus enemigos políticos para desacreditarles, pero si eran "activos" no podía denunciarlos, la masculinidad de un activo era virtud. En su discurso “Pro Cneo Panctio” dijo:
"Catilina vive en el vicio: se rodea de mujeres de costumbres fáciles y de hombres disolutos, que corrompen a los jóvenes. Hombres que, languideciendo por el vino, se rocían el cuerpo con perfumes, aman cantar y bailar desnudos. Hombres dados al estupro y a todas las lujurias. Y no es todo: Catilina tiene un amante que ha llegado al punto de interceder por él en el Senado: un amante-esposa, Gabinio, que danza para él, que es su delicia, su luz” (1)




II
La fecha de la promulgación de la lex Scantinia se cree fue el 146 a JC, el dato sigue siendo incierto, como su contenido y consecuencias. El nombre de la ley se relaciona con un miembro de la familia Escatinia que fue pillado intentando seducir a un joven libre, Marcelo, pero casi 100 años antes, el porqué la ley acabó llevando su nombre es un misterio.

Por lo que sabemos, la ley tenia dos partes, la que condenaba la pederastia (stuprum cum puero) y la que condenaba a los "molles" (los blandos, en esta categoría podían entrar desde los homosexuales pasivos hasta las personas transgénero).

 A diferencia del mundo griego,  los romanos a través de esta ley condenaban la pederastia en todas sus vertientes. El intentar seducir a un joven o el tener relaciones sexuales con ellos, era igualmente delito, incluso si el seducido fuera el adulto. Eso si, el joven debía ser libre. Para los griegos las relaciones sexuales empezaban en el momento en el que niño-joven abandonaba el gineceo,  siempre debía ser el menor quien sedujera al adulto. 

La prohibición llegaba hasta el momento en que el joven accedía a sus derechos civiles plenos y dejaba la túnica praetexta. La mayoría de edad llegaba por decisión de los tutores o por el fallecimiento del paterfamilia, entonces se les daba la toga viril. Un joven con la praetexta era casi una persona sagrada para los romanos.

A pesar de las leyes los romanos salían a la calle a seducir jóvenes, que además no ponían muchas dificultades. Ello indica que la ley se aplicaba, pero las penas eran muy suaves. Posiblemente se limitaban a unas leves multas. Si se trataba de jóvenes no libres, nada impedía la relación, incluso las de naturaleza violenta quedaban impunes.




III

Plauto decía “mientras te abstengas de mujeres casadas, viudas, vírgenes o muchachitos de libre cuna, haz el amor con quien te dé la gana

La pasividad sexual, "Impudicitia",  era condenada por esta ley, Para un romano un "molles" que se dejara someter sexualmente o se "comportara como mujer" era indigno, merecedor de un castigo y de la máxima reprobación social. Pero como en el caso de la pederastia no se cree que las penas fueran importantes pues fueron muchos los hombres notorios que fueron conocidos "molles" o se pintaron la cara descaradamente como el propio Julio César o el dictador Sila.

Éste último vivió gran parte de su vida con un actor griego llamado Metrobio, esto no preocupó a los romanos. Pero al final de sus días se pintaba la cara y usaba peluca, esto desagradó enormemente a la sociedad romana que lo vió como un síntoma de feminización. Sila era muy especial, quienes les criticaron acabaron con su cabeza encima de una pica.

El hecho de que un romano se pintara la cara, se pusiera ropa femenina o simplemente se depilara era motivo de escarnio y repudio social. A pesar de ello los romanos mayores tenían la costumbre de maquillarse exageradamente para aparentar ser más jóvenes.

El joven César era altivo, bello e inteligente. Y sabía utilizar todos sus recursos para lograr sus fines. Cuando visitó en Bitinia al rey Nicomedes,  conocía perfectamente los gustos sexuales del monarca, y no dudó en depilarse  y embellecerse mas allá de la discreción romana. Fruto de ello logró sus objetivos diplomáticos y el monarca oriental nombró a Roma su heredero universal. Cuando se presentó ante las legiones de Lúculo, el  joven Julio vestido y perfumado al mejor gusto bitinio, no valoraron su exitosa misión sino en como iba vestido.

No se le criticaba el que hubiese tenido sexo con Nicomedes, se le criticaba el que hubiese sido sodomizado por un extranjero, y esto le acompañó de por vida." El descendiente de Venus en la cama de un bárbaro" o peor aun "La reina de Bitinia" fueron los términos que se utilizaron y que el propio Cicerón no tuvo reparos de utilizar contra su enemigo. Dos mil años después nos es muy difícil saber que ocurrió exactamente, es normal que César hubiese tenido relaciones bisexuales como tantos otros militares de la antigüedad. Hoy podríamos decir que este ambicioso general romano fue una de las primeras víctimas de la injuria homofóbica,

Con el tiempo César fue perdiendo pelo y quedándose calvo. El tener una buena caballera era el símbolo de la familia Julia, por ello el sobrenombre "césar" (caesar significa cabellera). Esto causó un gran disgusto en dictador romano que intentó siempre disimularlo, aumentando las ridiculizaciones que a sus espaldas se realizaban en Roma.

Uno de los autores de estas coplas satíricas son tribuidas al propio Cátulo César, de quien se conocía su afición por los jóvenes efebos. Ello indica el hecho de que la sociedad romana no condenaba las relaciones homosexuales en general, sino el hecho de que un noble optase por un rol femenino o se dejara seducir por alguien de una casta social mas baja.

De ahí que la frase "César era la mejor esposa de los romanos" fuera una forma de ridiculizar a la figura del general romano, utilizado por sus rivales republicanos y conservadores para menoscabar su prestigio.



IV

Una vieja costumbre romana era que al fallecer un emperador quien le seguía utilizara todos los medios a su alcance para desacreditar a su antecesor. Nada era mas eficaz que una buena acusación de haber sido un homosexual pasivo. 

A esta costumbre se unieron historiadores y poetas (Marcial por ejemplo), por lo que difícilmente ningún emperador se salvó de esta acusación. Parece ser que solo el Emperador Claudio quedó a salvo, posiblemente por que su virilidad ya quedó tocada gracias a la terrible reputación de sus dos esposas Mesalina y Agripina. Las evidencias que les señalaban al ser aportadas por sus más “queridos” enemigos hace que deban tomarse siempre con cierta cautela..

Octavio Augusto no se libró de estas acusaciones. De joven, se anteponía su imagen de muchacho enfermizo y enclenque con la robustez y vigor varonil de Marco Antonio. Sus enemigos le acusaban de afeminado e incluso se cuenta la anécdota que en las batallas los soldados rivales escribían el los proyectiles su nombre en femenino junto a "fellatio" o "laxus" (culo redondo). 

Posiblemente el sonado divorcio y su unión con Lidia o el altercado con la despechada esposa de Marco Antonio (aut futue aut pugnems, o follamos o guerreas), señalan que seguramente a través de sus actos quiso mostrar esta "virilidad" que lo romanos tanto valoraban, aunque no siempre practicaban. En el caso de Fulvia, la ex esposa de Marco Antonio, se señala que se lanzó a la guerra para mostrar una virilidad que tras rechazarla había quedado en entredicho.(La conocida como Bellum Perusinum).

Seutonio, uno de los más entusiastas acusadores de amores ilícitos de los emperadores, llegó a señalar los amoríos entre el emperador y un catamita llamado Sarmento. Este autor consideraba la homosexualidad como la principal causa de la degeneración romana. 

Durante su largo imperio quiso regular las relaciones sexuales de sus ciudadanos. Para ello elaboró la "Lex Iulia de Adulteris", ley que se centraba especialmente en el adulterio y las relaciones heterosexuales. No parece que las relaciones homosexuales fueran una importante preocupación para el emperador. Si, en cambio, quiso ser un ejemplo él y su enorme familia para todo el Imperio, todo un ejemplo de apariencias que guardaban sorpresas que alimentaron la literatura de los siglos posteriores.

A estas leyes le sucedieron otras posteriores que intentaron regular las relaciones sexuales o el adulterio. Desde la lex Julia a las Partidas de Alfonso X, pasando por las leyes de Constantino, Teodosio o Justiniano, todas ellas condenaban en teoría las relaciones homosexuales, pero su uso generalmente fue arma para atacar, desprestigiar o acabar con rivales incómodos, es necesario llegar al siglo XIV para encontrar leyes que realmente quieran perseguir y acabar con estas relaciones y quienes las practicaban. 



(1)(Extraído de Según Natura   de Eva Cantarella).

Bibliografía:

Aldrich, Robert. Gays y lesbianas, vida y cultura. Ed Nerea.
Cantarella, Eva. Según natura. Ed AKAL
Mira, Alberto. Para entendernos. Ediciones de la tempestad.
Woods, Gregory. Historia de la literatura gay. Ed AKAL

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