EL doctor Emilio Maganto Pavón, cuyo trabajo inédito "El proceso inquisitorial contra Elena/o de Céspedes (1587-1588) Biografía de una cirujana transexual del siglo XVI", cuya publicación acaba de salir de la imprenta, hemos podido conocer la increíble existencia de este personaje que alcanzó una enorme notoriedad en el Renacimiento. Cuatro siglos después, cuando la legislación española reconoce los derechos de homosexuales a contraer matrimonio, e incluso, algunas comunidades incluyen entre sus prestaciones sociales el cambio de sexo no deja de sorprender las cualidades de este personaje que, aún naciendo mujer y esclava pero sintiéndose hombre en una sociedad tremendamente represiva fue capaz de sobrevivir, e incluso, triunfar ejerciendo oficios que en aquella época eran exclusivos del varón como es el caso de los dos que desempeñó durante más tiempo (sastre y cirujano) llegando a desafiar a los tribunales civiles y a la Inquisición ante los que desarrolló su autodefensa basada en su supuesto caso de hermafroditismo.
Gracias a las investigaciones del urólogo, Emilio Maganto, también hemos conocido la aplicación de las penas y el revuelo que se formaba por los distintos hospitales que desfiló esta mujer transgresora de dotes excepcionales.
Francisco Díaz, célebre cirujano de Felipe II, quien en su primer informe de 1586 certifica que era hombre y "que tenía su miembro genital bastante y perfecto con sus testículos, como cualquier hombre y que junto al ano tenía una manera de arrugación que no parecía natura". Sin embargo, cuando los contraexpertos del Santo Oficio (médicos, cirujanos y matronas) indican que "le vieron sus tetas y le metieron una candelilla por su natura" el cirujano tuvo que retractarse y justificó que su error "debió ser por una ilusión del demonio por las malas artes y embustes de la malaventurada mujer". A este respecto el doctor Maganto señala que aunque es posible que su nombradía tras el juicio quedara muy mermada, cuatro siglos después hay que reconocer en su disculpa que quizás Francisco Díaz tuviera en parte razón pues "en realidad Elena/o de Céspedes era un transexual masculino, o sea una mujer que mentalmente tiene la convicción de pertenecer al sexo contrario y se ve atrapada en un cuerpo femenino".
Elena de Céspedes, la primera mujer titulada como cirujana en la historia de España, sigue despertando el interés de los especialistas cuatro siglos después. Su trama del hermafroditismo en el juicio inquisitorial, la historia de un hombre atrapado en el cuerpo de una mujer con el que no sólo no se siente a gusto sino que le provoca rechazo, su estado intersexual y sentimiento de ambigüedad cobran sentido a la luz de los nuevos tiempos y de los descubrimientos de la Medicina y la Psicología.
Interesante caso, y históricamente no el único.Me recuerda al de la monja de Ubeda, Sor Magdalena Muñoz que paso de mujer a hombre de la noche a la mañana,según contó ella, trabajando en el granero, sintió gran quebranto entre las piernas, brotándole el aparato genital masculino ( 1617)...sic
ResponEliminaSon casos de pseudohermafroditismo que en aquél entonces no se sabían distinguir.Sólo de pensar las humillaciones y pruebas que debío pasar se me ponen los pelos como escarpias.
Conocia el caso de Fernanda Fernandez, siglo XVIII, pero el de sor Magdalena Muñoz..
ResponEliminaLa intersexualidad se ha dado en muchos mas casos de los que se conocen, especialmente en el Caribe donde muchas "chicas" al llegar a los 12 años les salen los testículos. A la inversa las chicas con el clitoris hiperdesarrollo, son vulgarmente confundidas con el mitológico hermafroditismo.
El santoral tenemos San onofre de Capadocia o Santa Wifrida de Portugal, claramente intersexuales.