dijous, 2 de juny del 2011

BURMESHA: LAS VIRGENES JURADAS DE ALBANIA.

Una "virgen jurada"(BURMESHA) es una persona que decide vivir en la forma del sexo opuesto, mientras que niega categóricamente que jamás haya relaciones sexuales con otra. El término en sí mismo puede ser engañoso - "juramento" la virginidad puede ser un acto público o privado, y ni siquiera tiene que ser una decisión consciente... (véase la mente inconsciente). El mismo término es usado por las vírgenes juradas como un símbolo de orgullo, pero también puede ser utilizada por otras personas de manera despectiva.  Nacional Geographic estima que hay menos de 40 vírgenes juradas en Albania, algunas mas en las montañas cercanas de Kosovo, Servia y Montenegro.

 


Durante toda la historia moderna, en las montañas del norte de Albania las mujeres gozaron de muy pocos derechos. Todavía hoy no pueden votar en las elecciones locales, no pueden comprar tierras, se les prohibe el acceso a muchos oficios; en muchos establecimientos incluso ni siquiera pueden entrar. Un antiguo puñado de leyes llamado Kanun, procedente del siglo XV,  todavía se utiliza en el gobierno de la región. El Kanun dice: "Una mujer es un saco hecho para aguantar".

El Kanun dicta que las familias deben ser patrilineales (es decir, la riqueza se hereda de hombre a hombre). Las mujeres son tratadas como una propiedad mas de la familia. Bajo el  Kanun las mujeres tienen muy pocos derechos. No pueden fumar, llevar un reloj, o votar en sus elecciones locales. Tampoco pueden comprar tierras, y hay muchos trabajos que no están autorizadas a realizar. Incluso hay establecimientos que no pueden entrar.


Otras prácticas tradicionales del norte fueron suprimidas por los comunistas, pero los políticos en Tirana simplemente nunca se preocuparon de si una mujer en las miserables y remotas montañas quería vestirse y trabajar como hombre.

Con los años las mujeres se convierten en vírgenes juradas por diferentes motivos. Algunas prestaban el juramento cuando moría el patriarca de la familia. Otras juraban motivadas por un feroz espíritu de independencia, y otras porque es el único modo de eludir un matrimonio convenido sin hacer caer en desgracia a la familia del novio elegido. El juramento se prestaba tradicionalmente frente a los viejos del pueblo, aunque algunas lo hacían en privado.



Ser una virgen jurada les permitía actividades vetadas a las mujeres, como portar armas, tener propiedades o tener libertad de movimiento. Podían participar en todas las actividades masculinas, excepto en tener sexo.  Gozaban de las prerogativas masculinas, como la de ser servidas en la mesa por las demás mujeres.

Tras la caída del régimen comunista el kanum no fue reestablecido. Los pocos casos que existen, se cifra alrededor de cuarenta, son mujeres muy mayores que viven en el norte de Albania, Montenegro o en el vecino Kosovo.


La historia nos cuenta de dos grandes mujeres que fueron reinas y mantuvieron su virginidad para poder ejercer el poder, es el caso de las reinas Isabel Tudor y Cristina de Suecia. Isabel declaró en 1.559 ante la Cámara de los Comunes:

"Y, al final, será suficiente para mí que una lápida de mármol declare que una reina, habiendo reinado tal tiempo, vivió y murió virgen."


También podría hacerse una mención especial a Hipatia de Alejandría o a sor Juana Inés de la Cruz, ambas también renunciaron a su sexualidad, por lo menos con los hombres, para poder seguir siendo libres y dedicarse al mundo del pensamiento o la poesía.


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