Durante siglos
algunos cristianos interpretaron el episodio de las "Bodas de
Caná", como la boda entre Jesús y su más "estimado discípulo",
Juan Evangelista. Esta tradición, que tuvo sus principales adeptos en la
Alemania medieval, la podemos encontrar en muchas representaciones medievales,
especialmente góticas o románicas.
El propio SanJuan de la Cruz utilizaba imágenes homoeróticas en sus poemas místicos.
Pero el caso del jesuita Bernardo de Hoyos (1711-1735) esta “especial” relación
fue mas allá, pues se vio en una unión mística casándose con Jesús. En
este caso él no era la novia, como Santa Teresa, sino el novio de Cristo.
En "Las
visiones de Bernardo de Hoyos SJ" de Henri Bechard encontramos este texto
del beato vallisoletano:
"Siempre con la mano derecha, el Señor
me llama a ocupar el trono vacío, entonces el me entrega un anillo de oro...
-Qué este anillo sea una pieza de nuestro amor. Tú eres mío, y yo soy tuyo.
Puedes llamarte a ti mismo Bernardo de Jesús y firmar con este
nombre, y por lo tanto como le dije a mi esposa Teresa de Jesús, tu serás
Bernardo de Jesús. El honor es tuyo, y tu honor es mío. Mi gloria será la de
mi cónyuge, mi marido. Todo lo que es mío es tuyo y todo lo que es tuyo es
mío. Lo que soy por naturaleza se comparte por gracia. Tú y yo somos uno"
Se trata, sin
duda, tan solo de un matrimonio místico,
pero estas palabras no dejan de ser un canto al matrimonio entre dos hombres.
¿Dónde queda el concepto de matrimonio natural que defienden quienes nos niegan
este derecho? El mismo Papa Benedicto XVII, que niega este derecho, nombró
Beato a este jesuita vallisoletano. Una incongruencia mas de una institución
que da la espalda a los derechos igualitarios de homosexuales y transexuales.
Ya sabes que una cosa es predicar y otra dar trigo.
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