Era miembro de la poderosa familia Estevez eternamente aspirante a reclamar sus derechos en la Corona de Aragón. Felipe II por si fuera poco quería unificar en su persona las ordenes militares y este noble valenciano se puso al frente de la Orden de Montesa. Su ambición le llevó a emparentar con la familia real portuguesa, hecho que sin duda puso de los nervios a Felipe II (I de València. Por si fuera poco era un buen amigo del hemanastro real, Juan de Austria.
El rey lo nombró Capitan General de Orán, Túnez y Mazalquivir donde actuó en varias escaramuzas y reformó las fortificaciones. Su gestió como Maestre y su propia boda, había prometido voto de castidad, le granjeó muchas enemistades que el poderoso rey de la Casa de Austria aprovechó.
Y así apareció un célebre prostituto llamado Martín de Castro, pillado en la cama de otro ilustre desdendiente de Fernando el Católico, Juan de Gurrea y Ribagorza. Este levantizco conde había asesinado a su esposa al descubrir ésta sus amoríos con este joven hidalgo avulense. Descubierto el conde fue ejecutado, agarrotado, y el joven procesado antes de acabar en la hoguera, y lo que contó alegró los oídos de Felipe II.
Martín de Castro cantó todo aquello que los torturadores quisieron oír y en su relato apareció el ambicioso noble valenciano. Según él, el descendiente de Alejandro VII estuvo locamente enamorado dando detalles, sin ningún tipo de miramiento, de como eran las relaciones sexuales en sus acalorados encuentros.
El joven prostituto fue condenado a la hoguera, el noble a 10 años de cárcel y una fuerte multa, en un juicio lleno de contradicciones y falsos testimonios. Las penas mas duras eran para los reos de poca fortuna, como ocurre en estos casos se llegó a un acuerdo con Felipe II y fue perdonado, nombrandolo Virrey de Catalunya.
De nuevo se utilizó la sodomía para desacreditar a un rival peligroso para la corona. Felipe II salió victorioso de esta contienda, desactivó a un potencial enemigo y además incorporó a la Corona la Orden de Montesa.
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Lo de la justicia no parece tener arreglo y con respecto al Felipe, siempre ganaba. La verdad es que había oido campanas sobre esta historia pero no la conocía con rigor. El caso es que como bien apuntas la sodomía era un cargo cómodo para cargarse a cualquiera, sobre todo delante de un potro y unos cuantos hierros candentes.
ResponEliminaNo es fácil expresarte cuanto me he alegrado de que hayas vuelto. En serio