Un vieja costumbre romana era que al fallecer un emperador quien le seguía utilizara todos los medios a su alcance para desacreditar a su antecesor. Nada era mas eficaz que una buena acusación de haber sido un homosexual pasivo.
A esta costumbre se unieron historiadores y poetas (Marcial por ejemplo), por lo que difícilmente ningún emperador se salvó de esta acusación. Parece ser que solo el Emperador Claudio quedó a salvo, posiblemente por que su virilidad ya quedó tocada gracias a la terrible reputación de sus dos esposas Mesalina y Agripina. Las evidencias que les señalaban al ser aportadas por sus mas queridos enemigos hace que deban tomarse siempre con cierta cautela.
En anteriores artículos he señalado los casos mas evidentes, Nerón Sila, Heligábalo o el propio Julio César. También como la Lex Scantinia regulaba estas costumbres. En este artículo me centraré en la figura del Emperador Octavio Augusto.
Octavio Augusto no se libró de estas acusaciones. De joven se anteponía su imagen de muchacho enfermizo y enclenque con la robustez y vigor varonil de Marco Antonio. Sus enemigos le acusaban de afeminado e incluso se cuenta la anécdota que en las batallas los soldados rivales escribían el los proyectiles su nombre en femenino junto a "fellatio" o "laxus" (culo redondo).
Posiblemente el sonado divorcio y su unión con Lidia o el altercado con la despechada esposa de Marco Antonio (aut futue aut pugnems, o follamos o guerreas), señalan que seguramente a través de sus actos quiso mostrar esta "virilidad" que lo romanos tanto valoraban, aunque no siempre practicaban. En el caso de Fulvia, la ex esposa de Marco Antonio, se señala que se lanzó a la guerra para mostrar una virilidad que tras rechazarla había quedado en entredicho.(La conocida como Bellum Perusinum).
Seutonio, uno de los mas entusiastas acusadores de amores ilícitos de los emperadores, llegó a señalar los amoríos entre el emperador y un catamita llamado Sarmento. Este autor consideraba la homosexualidad como la principal causa de la degeneración romana.
Durante su largo imperio quiso regular las relaciones sexuales de sus ciudadanos. Para ello elaboró la "Lex Iulia de Adulteris", ley que se centraba especialmente en el adulterio y las relaciones heterosexuales. No parece que las relaciones homosexuales fueran una importante preocupación para el emperador. Si, en cambio, quiso ser un ejemplo él y su enorme familia para todo el Imperio, todo un ejemplo de apariencias que guardaban sorpresas que sorprendieron en el futuro.
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