Los pocos casos que conocemos sobre mujeres condenadas por el delito de sodomía, en la Península Ibérica, eran principalmente de esposas que "habían sido conocidas por detrás por sus respectivos esposos". En otros países europeos si hubo actuaciones más contundentes, un ejemplo fue el uso de la ablación de clítoris para curar la histeria femenina en la Inglaterra anterior al s XIX.
Al antropólogo, y activista LGTB, Luiz Mott le debemos la investigación que nos ha permitido conocer el caso de Felipa de Souza, no ha sido sencillo. Durante años ha recibido amenazas de muerte por publicar que un lider antiesclavista era homosexual, o que Santos Dumont, heroe nacional también lo era. Las amenazas le han llegado de colectivos anti-gay del movimeinto negor brasileño y también por parte de grupos paramilitares. Hace años debe vivir bajo protección policial.
Filipa de Souza (1556-1600) nació en Portugal y entró en un convento de monjas de donde fue expulsada por cometer el pecado nefando con otras monjas. Marchó a Brasil, Salvador de Bahía, donde se casó con un albañil, por lo visto ya era viuda de un anterior matrimonio.
A finales del siglo XVI la inquisición llegó a Bahía, una mujer acusada de tener un libro prohibido citó a Filipa con quien había tenido algún encuentro pasional, aportando la correspondencia entre ambas. Hubo otras detenciones, mas de treinta mujeres, todas ante el temor de que se les aplicara la pena capital acabaron acusándola también.
Filipa con 35 años tuvo que declarar frente el Santo Oficio, allí confesó haber tenido relaciones sexuales con varias mujeres. Tras ello fue humillada publicamente en la picota, mientras su historia era explicada en la catedral de la ciudad para escarnio de sodomitas. Tras ello tuvo que pagar las costas del juicio, antes de abandonar la ciudad camino del destierro. Nada más se supo de ella.
Paula de Siqueiro, su delatora, tuvo una sentencia más suave: 6 días de prisión, 50 cruzados de multa y dos apariciones públicas como rea. Posiblemente su marido, un proveedor de hacienda, hizo valer sus influencias.
Muy duro.
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