dissabte, 13 de novembre del 2021

INQUISICIÓN Y SODOMÍA, SIGLOS XIII-XVIII, EN LA CORONA DE ARAGÓN (I PARTE)

 La Inquisición medieval entró en Cataluña con el pretexto de perseguir a la herejía cátara. El primer inquisidor, Ramon de Penyafort, intentó tener competencias contra la sodomía, pero este hecho no llegó hasta trescientos años más tarde.


Escudo Inquisición, Girona.




I EDAD MEDIA


Los constantes enfrentamientos de Jaime I con la Iglesia, movió al Papado a amenazar al rey con la excomunión. Originariamente el conflicto estaba motivado por no expulsar a la población musulmana y entregar sus tierras a los voraces obispos. Estas relaciones se agravaron cuando el rey fue herido en la cabeza, sus médicos cristianos le dijeron que debía aceptar la voluntad de Dios, y Jaime I fue a los médicos judíos y lo curaron. Para evitar la excomunión debería haber permitido la entrada de la Inquisición en los territorios de Centro y Norte del Principado zona poblada por antiguos cátaros, así lograba poner a salvo a las poblaciones hispanomusulmanas y judías. La persecución sólo podía ceñirse a la condena de la herejía.


Las leyes catalanas, los Usatges, no condenaban la sodomía. Hasta mediados del siglo XIII estaba en vigor la Lex Visogutorum que sí lo contemplaba. Con su eliminación ninguna ley podía perseguir las relaciones homosexuales. Esto llevó a Ramón de Peñafort, primer inquisidor, a trabajar para que se recuperara la persecución de la sodomía. Defendía que los sodomitas eran adversarios directos de dios y por tanto enemigos de la humanidad. Al señalar la sodomía cómo crimen lo sacaba del terreno de la moral cristiana y la teología para circunscribir en el terreno del derecho civil.


Este predicador consideraba que la sodomía no sólo era un pecado contra dios, sino también un crimen. Para ello creó el concepto jurídico de "pecado nefando" que se incluyó en las leyes decretales del Papa Gregorio IX, como crimen al que los estados cristianos estaban obligados a penalizar.


Por otra parte intentó que la Inquisición persiguiera la sodomía y la brujería en los territorios de la Corona de Aragón. Un nuevo Papa, Alejandro IV, le denegó la autorización.


No se sabe cuántas personas llevó a Raimon de Peñafort a la hoguera, sí que gracias a la consideración de la sodomía como crimen muchos sufrieron persecución durante siglos. En reconocimiento a su labor jurídica y teológica la Iglesia premió con la santidad, el Colegio de Abogados de Barcelona lo hizo su patrón y el Estado Español aún hoy le honra con "La Cruz de San Raimundo de Peñafort", con ella se premia los relevantes méritos contraídos por cuantos intervienen en la Administración de Justicia.




II SODOMÍA Y HETEROSEXUALIDAD


La persecución de la sodomía no se centró sólo en perseguir las relaciones homosexuales. A finales de la Conquista de Granada una serie de encuentros sexuales se produjeron en la ciudad de Loja en 1500. Prohombres, matrimonios, criados mantenían relaciones sexuales de todo tipo, intercambio de parejas o incluso relaciones homosexuales. Todo lejos de las convicciones más tradicionales o de los roles asignados a hombre y mujer. Conocemos todos los hechos por las declaraciones de 12 testigos ante el Santo Oficio, después de que alguno de ellos denunciara los hechos. (1)


Rocío Rodríguez en su libro "El sodomita y la Inquisición" nos cuenta un caso que descubrió en el "Archivo Histórico Nacional". A mediados del siglo XVII, los inquisidores llegaron a un pueblo de Aragón. Los "familiares" (2) pidieron a la población que quien hubiera cometido algún acto contra naturaleza, lo confesara, el tribunal sería indulgente y perdonaría. Una mujer del pueblo, visiblemente asustada se apresuró a confesar: "Mi marido en alguna ocasión me ha conocido por detrás ``.(3) El marido tuvo que presentarse ante el tribunal, fue torturado y azotado, después condenado a cinco años de galeras. Ella tuvo que pagar las costas del juicio.


Entre los siglos XVI y XVIII, los tribunales del Santo Oficio en la Corona de Aragón dictaron 26 sentencias sobre el delito de sodomía entre hombre y mujer. La mayoría de los casos eran matrimonios, y las mujeres señalaron no haber sido forzadas a mantener ese tipo de relaciones.


En Barcelona dos juicios afectaron a hombres procedentes de Francia. El primero fue absuelto en 1575 y su esposa acusada de ser adúltera. El segundo tres años después fue condenado a 200 azotes y galeras perpetuas por mantener relaciones sexuales con su mujer, a la fuerza y ​​por detrás. Ella era la denunciante.


En Valencia en 1688 un hombre fue acusado de haber tenido en varias ocasiones relaciones sexuales pecaminosas con su esposa. En su descargo le echó las culpas al diablo y a la bebida. Le enviaron cinco años a galeras y al exilio.


Cuando se trataba de hidalgos o clérigos las penas se suavizaban, además en muchas ocasiones había sentencias absolutorias. Así, en 1585, un ganadero de Zaragoza fue acusado de haber sodomizado a su criada. Dijo ser hidalgo y fue absuelto.


Los franceses en este apartado aparecen en muchas ocasiones. También en Zaragoza un joven de veinte años procedente de ese país fue acusado de mantener este tipo de relaciones con su mujer, en su defensa dijo que era muy inexperto y no sabía por dónde se hacía. Torturado cantó todo lo que le pidieron, saliendo así que la vaca y la mula de su propiedad también habían sido penetradas. Dudo que la vaca o la mula pudieran declarar. Le condenaron a seis años de galeras.


Curioso es el caso de un trabajador de Zaragoza quien en 1620 fue detenido con su mujer (es el único caso en el que la mujer fue detenida) bajo el delito de sodomía. Ella fue llevada a las horribles cárceles secretas de la Inquisición, donde fue torturada al margen de la legalidad aragonesa. En el juicio la familia acusó al marido de ser un bujarrón, pidiendo que fuera quemado. En su defensa dijo que aunque había intentado la penetración, nunca lo había logrado. Él fue condenado a ser azotado y enviado de por vida a galeras. De la mujer no se conoce la sentencia.


Así podemos ver varios casos de varones horrorizados acudiendo al tribunal para auto acusarse de una intención, de haberlo deseado o consumido.



Próxima entrada: Conflictos de competencias, función de los cirujanos y las víctimas.


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(1) Desconozco la sentencia y cómo acabó esta historia. Lo he encontrado en un texto publicado en Liverpool en 1989 y que Alberto Mira hace referencia de él en su libro "Para entendernos".)

(2) Familiares del santo oficio era el número que recibían ciertos miembros de menor nivel dentro de la Inquisición hispana, cuya función era la de servir de informantes.

(3) Conocer por detrás eufemismo que señalaba el sexo anal.



Mas:


Jaume Riera,  Sodomitas catalanes, Editorial Base

Rocío Rodríguez. Sodomía e Inquisición, Editorial Ushuaia.

Ricardo Lezcano "Los médicos y la tortura en la Inquisición española

Rafael Carrasco. Inquisición y represión sexual en Valencia: historia de los sodomitas, 1565-1785





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