Cirilo de Alejandría fue Patriarca de esta ciudad entre el 412 y el 444. A pesar de su enorme influencia sobre el cristianismo de su época, la Iglesia Católica jamás reconoció los santos nombrados por él y su propia santificación no llegó hasta 1882 en que el Papa León XIII lo nombró "Doctor de la Iglesia", en época de fervor antisocialista en el Vaticano. ¿Por qué tardaron tanto?
De carácter autoritario cuando sucedió a su tio Teófilo como Patriarca se encontró al frente de una iglesia no sólo poderosa, sino también rica. Tras el saqueo del Sarapeo sus inmensas riquezas pasaron a sus arcas y no a ayudar a paliar el hambre y la pobreza de sus correligionarios.
Con el pretexto de limpiar la ciudad de idólatras se lanzó a una despiadada persecución contra los judíos y los paganos. Saqueó sinagogas, asaltó las viviendas de los judíos provocando una huida de la ciudad de cerca de 200.000 de sus habitantes. Se cree que también fue el impulsor del encarnizado asesinato de la filósofa neoplatónica Hipatia.
Conocedor de la humillación protocolaria del emperador Teodosio ante el obispo Ambrosio de Milán, él le dio un significado más político al obligar al prefecto de la ciudad a arrodillarse ante las Sagradas Escrituras señalando la supremacía de la Ley de Dios sobre la de los hombres. Costumbre que como podemos ver estos días la iglesia católica no ha abandonado.
Pero los cristianos también fueron victimas de su intransigencia. Utilizaba su gran poder económico para declarar herejes a sus enemigos y poderlos perseguir hasta la muerte. Así fue contra los nestorianos o los mesalinianos.
Una de las grandes polémicas del siglo V era sobre la naturaleza de Jesús. ¿Era dios, era hombre? ¿Y María, era madre de hombre o de dios?. El Emperador de Oriente Teodosio II y el Patriarca de Constantinopla estaban ya cansados de los excesos de Cirilo y convocaron el Concilio para apoyar las tesis del patriarca Nestorio y declarar a Cirilo hereje y fuera de la Iglesia.
El patriarca defendia que María era «madre» de la naturaleza humana de Cristo y que, por tanto, se le podía llamar Madre de Cristo pero que era un error llamarla «madre de Dios». Cirilo todo lo contrario. Convocado el Concilio en Éfeso, el de Alejandría llegó con gran antelación y con su enorme fortuna fue comprando voluntades. Cuando la delegación bizantina llegó el congreso ya había empezado y ambicioso Cirilo lo presidia, con la autoridad del Papa y el beneplácito de unas voluntades compradas.
El Concilio nombró a María la Theotokos (Madre de dios), Teodosio II cambió de bando y mandó perseguir a Nestorio y su partidarios a los que se consideró herejes, los llamados nestorianos.
También arremetió contra los arrianos que se oponían al dogma de la Trinidad y que era un signo de identidad de los reinos godos. Escribió el "Tesoro de la santa y circunstancial Trinidad" entrando de lleno en la polémica.
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