dissabte, 10 d’abril del 2021

HOMOSEXUALIDAD EN LA ALTA EDAD MEDIA



Aun hoy hay distintas posiciones sobre si realmente hubo persecución de las relaciones homosexuales en el período que va del Final del Imperio Romano a finales del siglo XIII.




Algunos códigos visigodos o leyes apócrifas atribuidas a Carlomagno señalan duras penas, pero no está claro que se aplicaran, ni tampoco el significado real, pues términos como sodomía y mucho menos homosexualidad no existían.

Boswell defiende que estas leyes en realidad iban dedicadas al poder eclesiástico. Seguramente tiene en parte razón. A pesar de los duros discursos de los padres de la iglesia Agustín de Hipona y Juan Crisóstomo, la realidad fue que tanto monjes, como eclesiásticos vivieron su vida sexual de forma bastante relajada y poco preocupados sobre problemas tan terrenales como el sexo.

El primero en dictar leyes contra las relaciones homosexuales fue el emperador Justiniano. Hombre de carácter muy supersticioso, y también ambicioso del poder eclesiástico, estas leyes no tuvieron el apoyo religioso, pues sus víctimas fueron principalmente los más poderosos obispos del país.




En Hispania los visigodos también dictaron leyes que se han señalado como homófobas. Así el concilio hispánico de Elvira, del año 305, negó la comunión, incluso en la hora de la muerte, a los hombres que habían «desflorado» efebos. Esto se ha interpretado como una ley contraria. Pero, ¿qué era un efebo legalmente a inicios del siglo IV? Boswell señala:

"Stupratoribus puerorum nec in fine dandam esse communionem" , Mansi, 2: 17. Aparentemente el concilio consideraba los catorce años como la edad mínima para el consentimiento. No está claro si el término «desvirgar» se refiere a la violación, a la seducción o a ambas. Este concilio es conocido por la severidad de sus disposiciones: fue el primero que insistió en el celibato clerical, estipuló una penitencia de tres años para las matronas que usaran ropas atractivas, negó incluso la extremaunción a los clérigos que no se divorciaran de esposas adúlteras y prohibió a los libertos hacerse clérigos en vida de sus señores (1)

Violentar a un menor ya estaba penado en las leyes romanas. Como curiosidad las penas a los clérigos "que no se divorciaran" de esposas adúlteras. Siglos más tarde Isidoro de Sevilla se enfrentaría al poder visigodo por endurecer las leyes que perseguían a judíos y homosexuales.




La prohibición a dormir juntos a monjes y monjas es de siglos posteriores, durante esta época no se le dio excesiva importancia, salvo excepciones. Los pocos textos que los radicales primeros cristianos no destruyeron estaban en los Monasterios. Y monjes y monjas se deleitaban con su lectura y copia posterior, gracias a la cual se ha salvado alguno de estos textos. Novelas como Clitofón y Leucipo fueron devoradas una y otra vez, una historia de enredos donde todos van a la cama de todos.

Pero no fue todo tan fácil, fueron siglos muy complicados. Pero los grandes predicadores estaban más preocupados en el adulterio que en la homosexualidad. Juan Damasceno recordaba que la única impunidad sexual estaba dentro del matrimonio. "Gregorio III especificaba penitencias de ciento sesenta días para actividades lésbicas y de tan solo un año para actos homosexuales entre varones. En cambio, la penitencia para un sacerdote que salía a cazar era de tres años. " (1)

Los textos que señalan a Carlomagno como autor de leyes contra las relaciones homosexuales debe ponerse en duda. Boswell señala estos textos como apócrifos. Si es cierto que el emperador señaló su preocupación por la vida en el interior de los conventos y que ello pudiera enfadar a dios, pero no hay evidencia de ninguna ley en contra de ello. Si en cambio conocemos a su más poderoso ministro el monje Alcuino de York, autor de bellos poemas de amor a otros monjes más jóvenes, mientras ideaba Aquisgrán como la Nueva Atenas, recuperando la pederastia griega como sistema educativo en esta ciudad idealizada.

...
"Una vez éramos tres, pero con un solo corazón entre nosotros.
Dos atemorizados estamos, ahora que el tercero es ido.
Voló, voló, pero la aflicción permanece;
amargo el lamento, para una cabeza tan querida".
.. (2)

(1) Boswell, JOHN. Cristianismo y tolerancia social

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