Ana era hija de Ricardo Neville, el entronizador, noble que jugó un papel muy importante durante la Guerra de las Dos Rosas. De pequeña creció junto a Ricardo de Gloucester y su hermano Jorge, protegidos para evitar su ejecución por parte de la Casa de Láncaster.
Su amistad con Ricardo, hacia prever un futuro enlace, pero al acceder al trono el hermano mayor, EduardoIV, empezaron los problemas. El nuevo rey de la casa de York premió a la familia de su esposa, los Woodville, en detrimento de los Neville y estos al final cambiaron de bando. En su unión ofrecieron a Ana con 14 años en matrimonio al hijo de Enrique VI, Eduardo.
Tras esta boda, que tal vez jamás llegó a consumarse, vino la batalla de Tewkesbury, los Neville perdieron la vida y en la represión posterior también el príncipe de Gales y su padre. Y Ana quedó viuda
Tras enviudar desapareció, todo indica que el hermano de Ricardo, Jorge, la secuestró y la entregó a una familia humilde para trabajar como sirvienta. El duque de Gloucester la buscó incansablemente y al final pudo rescatarla. El matrimonio entre Ana y el entonces Duque de Gloucester, Ricardo, se celebró en la abadía de Westminster, el 12 de julio de 1472. La pareja estableció su hogar en el castillo de Middleham. Ricardo había sido designado gobernador del Norte por su hermano el rey..
Su salud ya era muy precaria y al nacer su único hijo no hizo mas que empeorar, posiblemente ambos tenían tuberculosis. Los primeros años de su matrimonio fueron de relativa paz, pero a la muerte de su cuñado el rey Eduardo todo se precipitó en su contra.
Ricardo III se autoproclamó rey y sus sobrinos desaparecieron en circunstancias que aun hoy se desconocen. Ana pasó a ser la reina de Inglaterra, casada con un joven apuesto y bienintencionado en tiempos de desventura.
Tras la enigmática desaparición de los sobrinos del rey, llegó un golpe mortal para Ana, la muerte de su único hijo con 9 años. Ello dejaba a su esposo sin descendencia. En medio de los rumores de que el rey buscaba nueva esposa, Ana fallecía con solo 28 años. Ricardo III la lloró profundamente.
Tras la muerte de su esposo la historia de ambos fue escrita y deformada por sus mayores enemigos, los Tudor. Ana y Ricardo intentaron reformar la justicia de su país, recortar le poder de la nobleza y el clero y dotar de mayor poder a la burguesía en el Parlamento
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