diumenge, 15 d’abril del 2012

CABARET LA CRIOLLA, DONDE TODO ERA POSIBLE


Cuentan que los años treinta visitó Barcelona el actor y juerguista Douglas Fairbanks JR., quedando fascinado por la vida nocturna de esta ciudad: "No he visto una cosa parecida; ni en Saigón, ni en Shangai, ni en Port Said, en ningún lugar". Uno de los locales que frecuentó fue La Criolla, el célebre local de la calle Cid, cerca de las Drassanes.


En la imágen de arriba y justo en el centro puede verse a lluís Serracant, también conocido como Flor de Otoño.


Originalmente fue una posada de obreros y marineros, lugar de encuentro de contrabandistas y chaperos homosexuales, que utilizaban las habitaciones para sus encuentros esporádicos. La Criolla empieza  como salón de baile durante la 1ª Guerra Mundial, Barcelona fue destino turístico al ser ciudad neutral. Desde sus inicios eran frecuentes espectáculos de transformistas, también la presencia de muchos homosexuales y chaperos en busca de pareja ocasional, el local les obligaba a ir travestidos. 

En 1929, con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona se reformó en un Cabaret/Sala de Baile aumentando la atención tanto de escritores o políticos, como de traficantes de armas, chaperos o prostitutas. Siguió manteniendo sus habitaciones privadas, en las que frecuentemente personas anónimas practicaban el sexo a cambio de favores económicos. El cierre de muchos locales de este tipo en Europa, especialmente en Berlín,  incrementó su clientela europea. No era un local dirigido a un público homosexual o transgénero, pero si que era un local frecuentado por esta población.

Un periódico madrileño citaba "La Criolla" con estas palabras: "La Criolla es el centro aristocrático donde se funden los soldados del cercano cuartel de Atarazanas, los marinos de la Aeronáutica naval, los obreros sin familia, los chulillos, los carteristas, los vulgares ladronzuelos, los borrachos empedernidos que, en cuanto beben dos copas de más, trazan un programa político al ritmo de un charleston."





El local puede recordarnos "El Dorado" de Berlín (http://leopoldest.blogspot.com.es/2011/04/un-burdel-gay-llamado-eldorado-en.html ), conocido por el Film Cabaret.  El ambiente era  irrespirable por el sudor, el humo del tabaco, o por estar siempre lleno hasta la bandera. Corría la absenta o drogas como la morfina o la cocaina. Era fácil encontrar a hombres mayores vestidos de mujer y muy maquillados ofreciéndose al mejor postor, junto a turistas ricos o jóvenes burgueses que acudían para observar el espectáculo que daban los clientes del local cada noche, acabando en muchas ocasiones  en peleas multitudinarias. 

Prostitución masculina, calle CID años 30.

Espectáculo transformits, Wu Li Chang.


Con la llegada de la República el local se fue transformando en un lugar frecuentado por homosexuales, travestis o transformistas. En los espectáculos se imitaba a Concha Piquer o Pastora Imperio. La pugna con otro local de idénticas características, el Wu-Li.Chang (antes Cal Sacristà), para conseguir los mejores actores fue enorme. Adolfo Hueso,  anarcosindicalista, nos cuenta en "Recuerdos de un cenetista": "En la Criolla era el viejo transformita Bertini, que en sus mejores tiempos llegó a hacer dudar si era hembra o macho... Enfrente la estrella era Mirco, lleno de juventud, luciendo un deslumbrante vestuario femenino, que las malas lenguas afirmaban que ra pagado por un conocido fabricante, que harto del amor fácil había optado por el "homosexualismo".

También pasaron artistas que mas adelante lograron gran notoriedad como la bailaora Carmen Amaya o la cantante Josephine Baker. Posiblemente, y de una forma accidental, estuvo a punto de estrenarse Mariana Pineda de Federico García Lorca. 

La Criolla años 30



Entre los asíduos al local podemos señalar al escritor francés Jean Genet  (http://leopoldest.blogspot.com.es/2010/09/el-canalla-jean-genet.html) Allí se prostituía o acudía con los botines de sus hurtos para satisfacer al manco Stilitano, un servio de medio pelo que lo chuleaba. Posiblemente gran parte de la trama contada en Querelle de Brest trancurría entre este local y el Burdel de Madame Le Petit, en la calle Arc del Teatre. En este libro Genet nombraba a la Criolla como el burdel La Feria. En "Diario de un ladrón" cuenta que para poder prostituirse en este local, el dueño le obligaba a transvertirse. 

Otro de los asíduos al local fue el marqués Antonio de Hoyos y Vinent y su grupo formado por Pepito Zamora o Tórtola Valencia. Dandy, anarquista y escritor decadentista  dilapidó fortuna y prestigio en manos de los chulos mejor dotados en antros como la Criolla.

Chulos que como cuenta Genet en Diario de un Ladrón, debían ir travestidos. La Criolla no era un local al que hoy denominaríamos como gay. Pero poco a poco fue el local de referencia de los bajos fondos barceloneses para el público homosexual de la ciudad y también de más allá de las fronteras.






El Cabaret lo llevaba José Marquez Soria, Pepe el de la Criolla, devoto de la Virgen del Pilar, sabía llevar el local a la perfección, evitando que las riñas llegasen a mas y la policiía tuviese que actuar.  Pepe fundó otro mítico Cabaret: Barcelona de Noche, pero en 1936 fue asesinado. Ello junto a la Guerra Civil hizo entrar en decadencia el local. En septiembre de 1938 una bomba lanzada por la aviación alemana destrozó el local, nunca mas abrió sus puertas.




Mas información:

Historia y leyenda del barrio Chino: http://www.edicionslacampana.cat/index.php/llibres/123
Barcelofilia: http://barcelofilia.blogspot.com.es/2010/11/la-criolla-1925-1938.html
Las verdades... que son muchas en la vida: http://mtvo-lasmentiras.blogspot.com.es/2011/02/la-criolla-barcelona-1930.html

5 comentaris:

  1. Me ha encantado Leopold, tu post.
    Y me hubiese gustado estar ahí en La Criolla...Pero he estado en muchos sitios..Ja,ja,ja, similares o peores...en mi salsa, UUUUffff!!!!que tiempos aquellos.
    Un abrazo y muchas gracias.

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  2. Xabier Lizarraga Cruchaga15 d’abril del 2012, a les 20:03

    Qué belleza de historia de un lugar que debe mantener su espacio en la memoria. Mil gracias, Leopold, a medida que leía hice un viaje mental por el barrio, recordando aquel año de 1977 en que viví en Barcelona. Te mando un abrazo.

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  3. Si no existe, deberían hacer una película sobre La Criolla, ¡qué interesante!

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  4. Montse:
    Querelle, parte de la historia ocurrió en La Criolla, la otra el burdel de madame le Petit.
    Sin duda hay material para un buen film, y en las habitaciones adjuntas se enterraron historias muy suculentas...

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  5. historias de una época que nos recuerda lo que pudo haber sido y no fue.
    yo tb creo que aquí hay un peliculón.

    un abrazo.

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GUY HOCQUENHEM, RACE D'EP