divendres, 14 de juny del 2024

GABAA, LA CIUDAD DONDE DAVID LLORÓ A JONATAN

Gabaa (hebreo: גבעון, también transcrito como Gabaon) Fue una de las ciudades citadas en la Biblia, Antiguo Testamento, una ciudad que tuvo que luchar por su supervivencia.

Los gabaonitas se unen a los israelitas de Josué (arriba) y a los gabaonitas amenazados por
                                      el rey de Jerusalem.  William de Brailes, 1260. Walters Art Museum, Baltimore

Enterados los gabaonitas de como las gastaba el rey de los judios, después de arrasar Jericó y Ai, se presentaron ante este rey como un pueblo pobre, esperando no ser arrasados, y Josué les perdonó. Descubierto el engaño, no los atacaron por respeto al juramento de los príncipes, pero:

"Ahora, pues, malditos seréis, y no dejaréis nunca de ser esclavos, para cortar la leña y sacar el agua para la casa de mi Dios". 

El rey de Jerusalem al ver que esta ciudad se había salvado del saqueo, organizó una coalición para arrasarla y llevarse sus tesoros. Los gabaonitas avisaron a Jericó que con la ayuda de  Yahvé cayó encima de ellos. "el Dios de los Ejércitos arrojó sobre ellos grandes piedras de granizo desde el cielo.. Josué hablo a Yahvé delante de todos y dijo -Sol, detente sobre Gabaón; Y tu luna, sobre el valle de Ayalón- El sol se detuvo, y se paró la luna hasta que los gabaonitas e israelitas consumaron la matanza.

Años más tarde Saul fue quien quiso arrasar esta ciudad y saquearla, acusadola de ser causa de las hambrunas y falta de agua de su pueblo. No está clara esta masacre en el relato bíblico, solo que los hijos de Saul murieron asesinados y este optó por el suicidio antes de entregarse al enemigo. 




El relato bíblico es uno  de los pasajes más bellos de la Biblia, donde David perdona a los gabaonitas, pues Saúl había roto las promesas dechas por Jericó, pero llora amargamente la muerte de Jonatán, por quien "sentía más amor que por las mujeres": 


..." 21Sin sangre de los muertos, sin grosura de los valientes,

El arco de Jonatán no volvía atrás,

Ni la espada de Saúl volvió vacía.


23 Saúl y Jonatán, amados y queridos;

Inseparables en su vida, tampoco en su muerte fueron separados;

Más ligeros eran que águilas,

Más fuertes que leones.


24 Hijas de Israel, llorad por Saúl,

Quien os vestía de escarlata con deleites,

Quien adornaba vuestras ropas con ornamentos de oro.


25 ¡Cómo han caído los valientes en medio de la batalla!

¡Jonatán, muerto en tus alturas!


26 Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán,

Que me fuiste muy dulce.

Más maravilloso me fue tu amor

Que el amor de las mujeres.


27 ¡Cómo han caído los valientes,

Han perecido las armas de guerra! (Samuel 21-27)


Retablo de David y Jonathan (detalle) de Portobello de San Marcos, Edimburgo, Escocia, 1882


El capítulo 3 de reyes nos cuenta que Salomón acudió allí para realizar un sacrificio. En el momento que pidió un sacrificio a dios, este se le apareció y le dijo que pidiera lo que quisiera. El joven rey le dijo:

"quiero un corazón prudente y poder discernir entre lo bueno y lo malo para así poder gobernar a un pueblo tan grande como el de Israel"
 
A lo que Yahvé contestó: 

por haberme pedido esto y no haber pedido para ti ni larga vida, ni riquezas, ni la vida de tus enemigos, sino haberme pedido entendimiento para hacer justicia yo te concedo lo que has pedido y te doy un corazón sabio e inteligente, tal como antes de ti no ha habido otro ni lo habrá en adelante, después de ti. Y aún te añado lo que no has pedido: riquezas y glorias tales que no habrá en tus días, rey alguno como tú. Y si andas por mis caminos guardando mis leyes y mandamientos, como hizo David tu padre, prolongaré tus días. 1 REYES 3 3-15.


Salomón. Pedro Berruguete. 1500. Iglesia de Santa Eulalia, Paredes de Nava, Palencia

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