dilluns, 8 de maig del 2017

CABARET LA CRIOLLA, DONDE TODO ERA POSIBLE

La Criolla fue un local de referencia para todos aquellos que quisieron vivir su sexualidad de forma diferente, su “mala fama” cultivó y engrandeció su leyenda.

Interior de la Criolla, con Flor de Otoño en primer plano.


La primera vez que hablé de La Criolla fue en 2010 con motivo de la exposición “L’HOMOSEXUALITAT A TRAVÉS DE LA HISTÒRIA” que realicé para Circuit Festival. Durante años he llevado a quienes venían a mis rutas al lugar donde se encontraba. En 2012 intenté, sin éxito, que se recordara al cabaret con motivo del 75 aniversario de su desaparición, fecha que se cumplia en el verano del año siguiente. Al fín este 2017 aparece el magnífico libro de Paco Villar: LA CRIOLLA, LA PUERTA DORADA DEL BARRIO CHINO.

El mismo Paco Villar señala “ No se ha hecho justicia con el local nocturno más transgresor y cosmopolita que ha tenido Barcelona; un local que revolucionó las costumbres sociales y se convirtió en un icono turístico de la ciudad, a pesar de los esfuerzos realizados por sectores oficiales y políticos para que así no fuera.

Cuentan que los años treinta visitó Barcelona el actor y juerguista Douglas Fairbanks JR., quedando fascinado por la vida nocturna de esta ciudad: "No he visto una cosa parecida; ni en Saigón, ni en Shangai, ni en Port Said, en ningún lugar". (1) Uno de los locales que frecuentó fue La Criolla, el célebre local de la calle Cid, cerca de las Drassanes.

Originalmente el local fue una posada de obreros y marineros, lugar de encuentro de contrabandistas, pistoleros, carteristas y trabajadores sexuales. La Criolla empieza  como salón de baile después de la 1ª Guerra Mundial hacia 1925. Desde sus inicios eran frecuentes espectáculos de transformistas, también la presencia de muchos homosexuales y prostitutos en busca de pareja ocasional, el local les obligaba a ir travestidos. 

En 1929, con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona se transformó en un Cabaret/Sala de Baile aumentando la atención tanto de escritores o políticos. También creó unas habitaciones privadas, en las que frecuentemente personas anónimas practicaban el sexo a cambio de favores económicos. El cierre de muchos locales de este tipo en Europa, especialmente en Berlín,  incrementó su clientela europea. No era un local dirigido a un público homosexual o transgénero, pero si que era un local frecuentado por ellos.

La prensa madrileña citaba despectivamente a "La Criolla"  como un centro en el que se mezclan aristócratas con soldados, obreros, chorizos y borrachos. El ambiente era  irrespirable por el sudor, el humo del tabaco, o por estar siempre lleno hasta la bandera. Corría la absenta o drogas como la morfina o la cocaïna; la Criolla fur un importante centro de entrada y distribución de la cocaïna en la Barcelona de los años 20-30.  Era fácil encontrar a hombres mayores travestidos y muy maquillados ofreciéndose al mejor postor, junto a turistas ricos y jóvenes burgueses que acudían para observar el espectáculo que daban los clientes del local todas las noches. La mala fama alimentaba la leyenda, la gente bien no se quería perder un espectáculo del que a veces acababan siendo protagonistas en las habitaciones privadas.



Con la llegada de la República el local se incrementó la presencia de homosexuales, travestis o transformistas. En los espectáculos se imitaba a Concha Piquer o Pastora Imperio. La pugna con otro local de idénticas características, el Wu-Li.Chang (antes Cal Sagristà), para conseguir los mejores actores fue enorme. Adolfo Hueso (2),  anarcosindicalista, señala: "En la Criolla era el viejo transformista Bertini, que en sus mejores tiempos llegó a hacer dudar si era hembra o macho... Enfrente la estrella era Mirco, lleno de juventud, luciendo un deslumbrante vestuario femenino, que las malas lenguas afirmaban que ra pagado por un conocido fabricante, que harto del amor fácil había optado por el "homosexualismo".

También pasaron artistas que mas adelante lograron gran notoriedad como la bailaora Carmen Amaya o la cantante Josephine Baker, escritores como Jacinto Benavente 
 el marqués de Vivent, la bailarina Tórtota Valencia, el disseñador Pepito Zamora, la actriz Margarita Xirgu, o el dramaturgo Josep Maria de Segarra que en su novela “Vida Privada” se refiere a este local, con gran escándalo por parte de sus seguidores. Posiblemente, y de una forma accidental, estuvo a punto de estrenarse Mariana Pineda de Federico García Lorca. 

En 1934 se levantó un gran escándalo cuando el diario El Diluvio (3) sobre un concurso de mises decía: "miss Distrito V, molesta con el resultado del concurso,  soltó un alegato que fue muy aplaudido por sus seguidores.  No hay modo por la fotografía de saber a que género pertenece la miss, pero el genio si que se le aprecia."  Podría ser que Carmela, un travestido de la Criolla, hubiese sido la ganadora de Miss Barrio Chino y acudiera a los certámenes de Miss Barcelona y Miss España. Aun hoy es muy difícil saber si la denominada miss distrito V era un joven travestido, o la prensa sensacionalista inventó un engaño inexistente.

Como podéis observar en muchas ocasiones era muy difícil distinguir, uno de los mas famosos travestidos fue La Asturiana. El Cabaret lo llevaba José Márquez Soria, Pepe el de la Criolla, devoto de la Virgen del Pilar. Él sabía dirigirlo  a la perfección, evitando que las riñas llegasen a mas y la policía tuviese que actuar.  Pepe fundó otro mítico Cabaret: Barcelona de Noche, pero en 1936 fue asesinado. Ello junto a la Guerra Civil hizo entrar en decadencia el local. En septiembre de 1938 una bomba lanzada por la aviación alemana destrozó el local, nunca mas abrió sus puertas.



(1) Cita encontrada en La Criolla (I). Antes de La Criolla
  Jose March Fierro. Blog No te quejarás por las flores que te he traído
(2) Adolfo Hueso, Recuerdos de un cenetista.
(3) Cita encontrada en Miss Barrio Chino era un mister. Jose March Fierro. Blog No te quejarás por las flores que te he traído

Más:
Paco Villar. LA CRIOLLA, LA PUERTA DORADA DEL BARRIO CHINO. Ed Comanegra.

Enric Comas al blog La Barcelona Oblidada. La Criolla.




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