dimecres, 7 de novembre del 2012

ESTÁN LOCOS ESTOS ANIMALES


Con motivo de la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el matrimonio igualitario me han venido a la mente las palabras de la infame Pilar Urbano: Lo que aquí ha manifestado son sus propias opiniones, que un matrimonio natural está compuesto por un hombre y una mujer, y no por un loro y una ardilla, o por otros sujetos.

Por este motivo Dos manzanas editó un libro recopilatorio con textos enviados por sus lectores, entre ellos Josep Menoyo o Fernando Querejeta, planteado como una respuesta y destinando los fondos recaudados a la lucha contra el VIH/SIDA. Comparto con vosotros uno de estos cuentos. El título del libro fue: "Las Fábulas del Loro y la Ardilla".



ESTAN LOCOS ESTOS ANIMALES.

Fernando, hijo, ¿quieres que te cuente un cuento?
—Vale abuelo. Ya sabes que me gustan tus historias.
—Hace mucho tiempo vivía en un país no demasiado lejano una vieja raposa periodista que una vez entrevistó a una cotorra que era la reina del país. La vieja raposa era una amargada que, como no soportaba que nadie fuese feliz y viviese a su manera escribía sus artículos sentenciando que LOS loros sólo debían casarse con LAS ardillas, LOS…
—Un momento, abuelo, ¿y LOS loros que querían a OTROS loros?, ¿según ella no podían casarse ni formar una familia?
—¡Huy! ¿Qué dices? Para la vieja raposa eso era algo antinatural.
—Espera. Esta fábula me resulta familiar. Me recuerda aquella del cardo aquel que le tenía manía a las peras y a las manzanas…
—La verdad es que se parecen mucho, sí. ¡Tengo un nieto más listo!
Total que la vieja raposa, que estaba en un grupo raro de mantis religiosas, se alió con otros grupos de ratas, cucarachas, babosas y hienas para intentar obligar a que LOS loros se casaran con LAS ardillas, LOS lobos con las gacelas, LAS panteras con LOS estorninos…pero nunca entre ellos. Hicieron mil intentos, mil pataletas se justificaron diciendo que sólo les molestaba el nombre, montaron manifestaciones…Pero todo en vano: el resto de animalitos de aquel país tenía más sentido común que ellos y la historia termina bien: como era de suponer no consiguieron nada y cada uno pudo casarse y formar familia con quien quería.
—¿Y qué pasó con la reina cotorra?
—La raposa vieja y un grupo de ratas intentaron destronarla. No lo consiguieron, pero aún así la reina cotorra dejó de reinar.
—¿Y eso? ¿Algún otro grupo de presión? ¿De los de animales nobles tal vez? ¿Las asociaciones de Panteras y Lobos, por ejemplo?
—Noooo, ¡Qué va! Mejor que eso. Un buen día el lorito heredero y futuro rey dejó a su esposa, una astuta y bella ave trepadora y se casó con el loro chambelán de palacio. Ante eso el rey oso perezoso decidió callarse ¿porqué no? Con lo cual la reina cotorra optó por el autoexilio en una isla griega. Lesbos, creo que fue…
—¿Y la vieja raposa?
—Murió como había vivido: sola, amargada e infeliz. Ni los grupos de mantis religiosas a los que había servido (y dado mucho dinero) quisieron saber nada de ella cuando dejó de serles útil.
—Jo, abuelo, ¡qué complicados son los animalillos de tus historias! Con lo fácil que es todo en el mundo real. ¿Que dos hombres, o dos mujeres, dos transgéneros, o un hombre y una mujer se quieren casar y formar una familia? pues lo hacen. ¡Como debe ser! ¡Como es desde hace muchos siglos!
Me ha gustado tu historia aunque es un poco…”rara”.
Ahora te dejo, abuelo, que tengo que mirar los nuevos artículos de Dos Manzanas y luego he quedado con mis amigos para ir al Bear Junior. ¿Sabías que a Ody le está saliendo la barba? ¿Y Survi tiene una barriguita?…
Ah y diles a mamá y a mamá que no vendré a merendar.

                            Lobogrino (Josep Menoyo)

Mas información:
http://archivo.dosmanzanas.com/index.php/las-fabulas-del-loro-y-la-ardilla/

1 comentari:

  1. Muchísimas gracias. Es un honor aparecer en tu blog.
    Fue un buen momento que ahora vuelve a cobrar sentido.
    Felicidades porque los siete años han valido la pena.
    Pero conviene no bajar la guardia y seguir luchando que queda mucho por hacer. Siempre lo hay.

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GUY HOCQUENHEM, RACE D'EP