divendres, 22 de febrer del 2013

AELREDO DE RIEVAULX, LA FE Y EL AMOR ENTRE HOMBRES.


Aelredo (1110-1167) fue abad y monje de la abadía cisterciense de Rievaulx en Inglaterra, santo de la iglesia católica y anglicana, Su tratado "Sobre la amistad espiritual" sigue siendo una de las mejores declaraciones teológicas sobre la relación entre el amor humano y el amor espiritual. A los 14 años entró en la corte del rey David de Escocia, donde fue el mayordomo real. Con 24 años abrazó la vida monástica, pronto pasó a dirigir su comunidad. Llegó a ser consejero del poderoso Enrique II Platagenet.

Según Boswell   Aelredo "dio al amor entre dos personas del mismo sexo la expresión mas profunda y durarera en un contexto cristiano."   Para este teologo la homosexualidad de este abad era evidente:

 «Mientras era todavía un escolar, el encanto de mis amigos me cautivó enormemente, de modo que entre las debilidades y defectos que afectan a esa edad, mi mente se rendía por completo a la emoción y se entregaba al amor. Nada parecía más dulce, ni más bonito, ni más valioso, que amar y ser amado»



Vivió su homosexualidad plenamente durante su juventud, refiriéndose mas tarde a esta etapa:

«...una nube de deseo que surgía de los impulsos más bajos de la carne y de la explosión primaveral de la adolescencia», y «la dulzura del amor y la impureza de la lujuria se combinaban para imponerse a la inexperiencia de mi juventud»

Finalmente al aceptar la vida monacal optó por el celibato, pero no abandonó sus emociones,  no optando por la actitud negativa de otros antecesores suyos como San Agustín. No dudó en mostrar su amor hacia otros monjes, como lo mostró hacia un monje llamado Simón:

"Las reglas de nuestra orden nos prohiben hablar, pero su rostro me hablaba, su porte me hablaba, su silencio hablaba."

La relación entre ambos llegó hasta la muerte del mismo Simón,"Pero alguien podía juzgar por mis lágrimas que mi amor era demasiado carnal. Que piensen lo que quieran […] Los demás ven lo exterior; pero no pueden percibir lo que sufro interiormente". Mas adelante Aelredo señaló su profundo amor hacia otro monje mucho mas joven.

Para el abad de Rievaulx las relaciones entre los monjes no debían ser simplemente intelectuales, para él la belleza física era una aspiración legítima del amor. Aunque las relaciones sexuales entre monjes no eran deseable, él creía que " otorgaban la alegría que sentían los amantes y podían ser utilizadas como peldaños para ascender a una relación más elevada que implicara a ambos amantes y a Dios".

Él no veía en las relaciones amorosas entre los monjes el peligro que veían otros abades de su época. Para Aelredo el amor entre Juan y Jesús era un ejemplo a seguir:

"Aunque todos los discípulos fueron bendecidos con la dulzura del amor más grande del santísimo maestro, concedió sin embargo a uno solo, y como un privilegio, este símbolo de un amor más íntimo, por el cual le llamarían «el discípulo al que Jesús amaba".



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