dimecres, 22 de maig del 2013

LEY SOBRE PELIGROSIDAD Y REHABILITACIÓN SOCIAL


"Se trata de formar hombres, no maricas, y esos melenudos trepidantes que algunas veces se ven no sirven ni con mucho este fin" Luis Carrero Blanco, Presidente de Gobierno, España.



Salvo una breve modificación del código penal durante la dictadura de Primo de Rivera, la homosexualidad no estuvo penalizada en España hasta 1954. Esto no significa que no existiera persecución policial o judicial, solo que no se legislaron leyes en su contra. Algunos jueces utilizaron "el escándalo público" como la herramienta jurídica para condenar los actos homosexuales, a pesar de que la ley no lo diferenciaba.

A finales de los años 60 se vivía un ambiente de liberación sexual que no gustaba a las mentalidades carpetovetónicas que gobernaban el país. La mayoría de países estaban despenalizando la homosexualidad, en nuestro país las personas trans, al igual que las lesbianas y gais, eran cada vez mas conscientes de su identidad y orientación, y luchaban para salir a la calle y visualizarse. La juventud masculina se dejaba crecer el pelo, las chicas dejaron las faldas para ponerse pantalones. El franquismo creía que esto iba acabar con las esencias patrias.

Y como suele ocurrir en nuestra historia en lugar de optar por la apertura, al grito de "Santiago y cierra España" optaron por una de las leyes mas retrógradas y represivas en contra de la homosexualidad: La Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social.

Para su elaboración se apuntaron entusiásticamente juristas de dudoso prestigio como el juez destinado en Barcelona, Antonio Sabater Tomás, tristemente célebre por sus ensañadas sentencias homófobas y por la autoría de un buen número de publicaciones en las que relacionaba delincuencia con homosexualidad. 

El proyecto de ley incluía a  "la mendicidad, la homosexualidad, el vandalismo, el tráfico y consumo de drogas, la venta de pornografía, la prostitución, el proxenetismo, los inmigrantes ilegales y a cualquiera que fuera considerado peligroso moral o socialmente por el régimen". La diferencia con las leyes anteriores es que condenaba por ser, no por hacer. Es decir, esta ley podía condenar a una persona por el simple hecho de ser homosexual. Mas allá de un vicio, una enfermedad o una perversión para el tardofranquismo la homosexualidad en sí era un delito.

"Ha de ser un código preventivo, de prevención del delito". Luís Gómez de Aranda, Decano de la Facultad de Derecho, Madrid.

Según Alberto Mira esta ley "era un ejemplo nefasto de legislación franquista, que evoca tolerancia irracional y los terrores de disgregación social que forman parte central del imaginario del régimen". Mientras la comunidad científica debatía sobre si la homosexualidad era una enfermedad mental, en 1973 consideró que no, España endurecía la represión homofóbica.

Hasta entonces los homosexuales eran el paradigma del mal, unos perversos agentes del diablo. Ahora eran además unos enfermos que debían ser internados para su cura y rehabilitación. El proyecto redactado por Antonio Sabater Tomás condenaba directamente a los homosexuales. Era una ley "preventiva.

En esta época se creó en Barcelona AGHOIS, fundado por Armand de Fluvià i Francesc Francino. Su gran objetivo fue luchar contra esta ley. Obtuvieron la importante ayuda del grupo homofílico francés Arcadie, editaron un boletín con el mismo nombre y movilizaron parte de la opinión pública. Un periódico madrileño llegó a calificar la ley como desfortunada, el "procurador en cortes" Manuel Fanjul la calificó como un fraude y la Cordorniz satirizó sobre el caracter progresista y preventivo de una ley que habría privado a la humanidad de figuras como Sócrates o Miguel Ángel. 




Gracias a las presiones el redactado final señalaba "los que realicen actos de homosexualidad". Aunque eliminaba la condena directa a la homosexualidad, el texto era ambiguo y en la práctica sirvió para que los jueces lo interpretaran según su propia ideología. Así una persona que confesara ser homosexual o alguien que estuviera en un bar de "ambiente" podía verse envuelto en un proceso según el juez de turno.


HIPPIES, BEATNIKS, VAGOS, GAMBERROS, RUFIANES, ENFERMOS MENTALES, ALCOHOLICOS, TOXICOMANOS, PROXENETAS, HOMOSEXUALES, PROSTITUTAS.





Una ley con una formulación tan difusa dio pié a actuaciones arbitrarias por parte de policía y jueces. Se considera que fruto de ella 50.000 personas fueron represaliadas, cerca de un 10 % por ser homosexuales. Esto en un período de poco mas de diez años. 

El detenido no se le consideraba juridicamente un delincuente, por ello no se le permitía un abogado defensor. Un tribunal compuesto por un juez, un fiscal y un forense dictaba una condena "hasta la desaparición de la peligrosidad". La sentencia podía ser de tres meses a cuatro años, mas el destierro a la salida y un expediente de penales que marcaría a los represaliados.

Los centros destinatarios eran los de Huelva (homosexuales activos) y Badajoz (pasivos). Centros que quedaron pequeños inmediatamente por lo que normalmente eran enviados a centros penitenciaron junto a los presos comunes.



Se actuó principalmente contra personas de un extracto social bajo, siendo los trabajadores sexuales y las personas trans quienes mas sufrieron el peso de la ley. Es necesario recordar que el franquismo no diferenciaba entre homosexuales o transexuales. El periodista Enrique Rubio decía "...han oído hablar de travestis,  gais, de lo que en castellano puro se llama maricas o, finalmente, homosexuales"...

Un testimonio refleja la situación en que vivieron las personas LGTB durante estos años, es el de Anastasia Rampova, artísta de cabaret. Lo cuenta Fernando Olmeda en "El látigo y la pluma":

"Conocí un hombre cerca de las Ramblas y acordamos ir al cine Princesa. Después de manosearme decide abandonarme. Al salir me lo encuentro en el vestíbulo. Me agarra por las axilas, me llama maricona de mierda y me tira violentamente al suelo. Se saca las esposas, se identifica como policía y me arrastra por la Vía Layetana hasta comisaría en presencia de muchas personas. Nadie dijo nada, solo le jaleaban"

Cuando finalmente la ley fue derogada los expedientes de las personas juzgadas no se destruyeron, pues no hubo amnistía para ellos. Gracias  a la labor de la Asociación de Ex-presos Sociales muchos años mas tarde se logró un procesos para eliminar estos expedientes e incluso indemnizarles. proceso frenado de golpe al llegar el PP al poder.




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GUY HOCQUENHEM, RACE D'EP