divendres, 22 de març del 2024

EN SUS ORÍGENES, EN EL CRISTIANISMO NO EXISTIÓ UNA "FE VERDADERA"

                  Texto resumido y extraído de Historia del Cristianismo, de Karlheinz Deschner, Tomo 1, de                    la era paleocristiana a la era Constantiniana.


La Iglesia nos enseña que la situación originaria del cristianismo era de "ortodoxia", es decir, de "fe verdadera"; más tarde, aparecería la herejía (de airesis = la opinión elegida). La noción de "herejía" adquiere su significado peyorativo por obra del obispo Ignacio, en el siglo II, aun no se interpretaba en contraposición con el fenómeno de la ortodoxia Poco a poco el término adquirió la connotación del sectario y desacreditado.




El modelo histórico según el cual la doctrina cristiana, al principio, era la pura y verdadera, después contaminada por los herejes y cismáticos de todas las épocas, no podía ser verídico en modo alguno, porque el cristianismo a sus comienzos distaba de ser homogéneo; existía sólo un conjunto de creencias y principios no muy bien trabados. Aún no tenía un símbolo de fe definido ni unas Escrituras canónicas. Ni siquiera podemos remitirnos a lo que hubiera dicho el mismo Jesús, porque los textos cristianos más antiguos no son los Evangelios, sino las Epístolas de Pablo de Tarso, que contradicen los Evangelios en muchos puntos esenciales.

Los primeros cristianos incorporaban muchas tradiciones y formas. En la comunidad primitiva se registró al menos una división, que sepamos, entre los "helenizantes" y los "hebraicos". También hubo violentas discusiones entre Pablo y los primeros apóstoles originarios. Y muchas de las cosas que después fueron perseguidas y tenidas por diabólicas estaban más cerca de las creencias originarias que la ortodoxia, establecida a posteriori. Las luchas políticas por el poder en el seno de la Iglesia siempre utilizaron como pretexto la teología, la fe supuestamente "verdadera", a fin de combatir mejor a los rivales.




Es decir, en los orígenes de la nueva fe no hubo ni una "doctrina pura", ni una Iglesia católica. Era una secta judaica separada de su religión madre, el judaísmo, cuyo segundo paso principal de la evolución fue su constitución en comunidades cristianas bajo la dirección de Pablo, y no sin fuertes polémicas con los más primitivos cristianos, los apóstoles oriundos de Jerusalén.

La Iglesia católica primitiva surgió entre los años 160 y 180. Las comunidades que hasta entonces habían vivido con relativa independencia buscaron una vinculación legal más estrecha, así como la unificación doctrinal, a fin de poder discriminar a quien era "verdadero creyente" y quien no. Tampoco estas Iglesias atesoraban una "ortodoxia" definida e invariable; reinaba entonces una flexibilidad que hoy nos parece extraña. Pronto surgirían "herejías" y "herejes" cada vez más y más frecuentes, pero no procedentes del exterior "como quiere la leyenda"; aunque el movimiento herético era más bien de dentro afuera. Al ser destruidos casi todos sus escritos apenas tenemos de estos primeros movimientos alguna noticia parcial, deformada y, a menudo, totalmente falsa.


Pan y pez (símbolos paleocristianos), Catacumba de San Calixto, Roma.



ANEXO:


¿CRISTIANISMO VERSUS ANTIGUO TESTAMENTO?

(Texto propio)


No fue fácil para los primeros cristianos compaginar el pensamiento cristiano con el Antiguo Testamento. Muchos creían que no les hacía falta, se sentían libres de la ley de Moisés y de tradiciones como la circuncisión. Creían que el Dios airado del Antiguo Testamento poco tenía que ver con lo que se reflejaba en los evangelios.

Así Marción y los marcionitas no estaban de acuerdo, además aceptaban el evangelio de Lucas, los hechos de los apóstoles y las epístolas de Pablo; el resto les parecía inadmisible. Ellos defendían la idea de un Dios de bondad y una Biblia que eliminaba a las partes incómodas sobre la ira de Dios y el infierno.

Marción fue excomulgado, y es considerado el primer hereje. Sin embargo, según autores como el medievalista José Ángel García de Cortazar, el marcionismo tuvo muchos seguidores durante varios siglos, posiblemente hasta el siglo XI, los nuevos cristianos venían del paganismo y no se sentían cómodos dentro de las reglas judaicas.


Contenido de la imagen: el apóstol Juan y Marción de Sinope, discutiendo sobre el enigma del cuarto apóstol. Biblioteca Morgan, Nueva York. Pintura italiana, siglo XI

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