diumenge, 4 d’agost del 2013

MEMORIA DE LA PERSECUCIÓN DE LA HOMOSEXUALIDAD BAJO LA DICTADURA DEL GENERAL FRANCO



Memoria de un tiempo pasado que espero jamás vuelva a repetirse. Durante 40 años l
as personas LGTB sufrimos la cruel y dura persecución a través de las leyes, la policía y el conjunto de instituciones de la dictadura.




La homosexualidad se consideraba que era una enfermedad y el homosexual un pervertido. El régimen franquista se basaba en la moral católica ultraconservadora que la consideraba aberrante y contraria a la ley natural. El homosexual era considerado una amenaza para el prototipo de "varón macho falangista".  

El homosexual era tratado como un delincuente enfermo, como los violadores o los infanticidas. El psiquiatra Antonio Vallejo Nájera (1) creía necesaria la esterilización. Decía:

“Adquieren estos postencefalíticos todas las características propias de las personalidades psicopáticas: holgazanería, importunidad, tendencias cleptómanas, agresividad, vagabundeo, etc. Lo característico es la habilidad cinética y la tendencia a la acción, en finalidad o con fines perversos”.

El general Gonzalo Queipo del Llano (2) afirmó un día que "cualquier afeminado o desviado que insulte al movimiento será muerto como un perro".

A pesar de ello la homosexualidad no estuvo penalizada hasta 1954, el régimen dictatorial estuvo más interesado en perseguir la disidencia política. Este año se incorporó a  la Ley de Vagos y Maleantes la homosexualidad:

 “A los homosexuales, rufianes y proxenetas, a los mendigos profesionales y a los que vivan de la mendicidad ajena, exploten menores de edad, enfermos mentales o lisiados, se les aplicarán para que cumplan todas sucesivamente, las medidas siguientes: a) Internado en un establecimiento de trabajo o colonia agrícola. Los homosexuales sometidos a esta medida de seguridad deberán ser internados en instituciones especiales, y en todo caso, con absoluta separación de los demás. b) Prohibición de residir en determinado lugar o territorio y obligación de declarar su domicilio. c) Sumisión a la vigilancia de los delegados”, decía la ley."



Ley de Peligrosidad Social de 1970 no solo penalizaba los actos, la ley en su inicio pretendía ser preventiva: condenar a homosexuales por el simple hecho de serlo. Aunque al final lay ley no contemplaba este hecho, algunos jueces aplicaron este criterio. 


Homosexuales y transexuales podían ser condenados sin derecho a defensa, solo bastaba una sentencia de un juez. A las penas de cárcel  se unía los conceptos de curación y defensa social. Los presos eran divididos entre pasivos (Penal de Badajoz) y activos (Penal de Huelva).

Las cifras de muertos por enfermedad, suicidio o tras recibir malos tratos es incalculable. La cifra oficial de represaliados supera a los 5.000 casos, es sólo una aproximación pues los historiales son dispersos, muchos fueron maltratados sin llegar a ser presos y en otros muchos se les acusó del delito de prostitución.  

La ley de amnistía de 1977, ni el indulto del 1976 incluyó a los represaliados sociales. A finales del 76 cerca de 800 seguían en la cárcel, Sus expedientes no fueron eliminados, por lo que al solicitar certificados de penales les salían los antecedentes. Hasta inicios del 2001 no empezaron a ser eliminados. Ello obligó a vivir en la marginalidad a muchos  represaliados por la intolerancia de una ley homófoba.




Os adjunto algunas historias para ilustrar una época que espero jamás se repita.

En "El látigo y la pluma" Fernando Olmeda nos cuenta la historia de Álvaro Pombo (3):

"Una noche, estando sentado en un banco de la plaza de España de Madrid, fue abordado por dos inspectores de paisano. Así recuerda la breve conversación mantenida con los agentes:

-¿Qué haces aquí? Yo te conozco, tú eres maricón.
-Sí, lo soy.
-Pues acompáñanos a la comisaría de Luna. Tras una noche en el calabozo es interrogado para cumplimentar el atestado por cometer supuestos "pecados contra natura". Le preguntan por su empleo, y tras responder que trabaja como profesor de literatura en el Colegio Tajamar, perteneciente al Opus Dei, dan aviso al director del centro, que le despide automáticamente
."

Alberto Mira en "De Sodoma a Chueca" nos cuenta la historia de una persona que se encontraba en el bar Saras en 1974, solo había entrado y solicitado una bebida. La policía entró y detuvo a todos los que estaban allí. A los extranjeros se les separa para poder escarmentar a los que no lo son.

"Entonces se acerca este señor, ese hermoso comisario, y se dirige al primero que había, le pregunta únicamente: ¿Tú eres maricón?, el chico dice ¡no¡. Y le pega un par de bofetadas, le vuelve a preguntar ¿Eres maricón? El chico duda y le pega otras dos bofetadas, se lo vuelve a preguntar, y dice que sí. Al resto de los españoles ya no tuvo que preguntar, todos dijimos que sí."

Les obligan a dar datos, a sacarse todo lo que tienen de valor, a bajarse los pantalones, mientras les insultan constantemente. 

"Un señor con muy buenos modales, llámese puñetazos, patadas donde pillara y cabezazos contra las paredes..."

Era el trámite para ficharles. Tras esta sesión amable de malos tratos e insultos se informaba a la empresa. A él no le despidieron, pero su carrera se quebró y jamás le llegó un ascenso.

Saras era un bar que normalmente pagaba sobornos a la policía, posiblemente en esta ocasión no lo había hecho y la policía se extralimitó "mas allá de la ley" también por fines económicos.


En una identificación rutinaria de la policía en la ciudad de Valencia en 1995, Antoni Ruiz (4) era retenido por ir indocumentado. Mientras le intentaban identificar escuchó una voz que decía: "Cuidado con este, es maricón".

En marzo de 1976, Antoni tenía solo 17 años y confesó a su familia su homosexualidad. La reacción no fue la esperada, la madre pidió ayuda a una monja que inmediatamente informa a la Brigada Regional de Investigación Criminal. A la madrugada era detenido, eran las 6 de la mañana.

Aquí empezó un largo periplo: primero en la Jefatura Superior de Policía donde estuvo tres noches sin dormir, sufrió malos tratos, vejaciones y fue violado (un policía lo puso en contacto con otro preso "Este es maricón como tu, aprovecha"). Mas tarde pasó al Juzgado de Peligrosidad Social, allí siendo menor le obligan a firmar el ingreso a "un colegio", le engañaron.

Sin saber que le han abierto un expediente por peligrosidad social lo llevan a la Modelo de Valencia, donde está 15 días. De allí es trasladado a la cárcel de Carabanchel y dos días después es trasladado al Centro Penitenciario de Badajoz. Él mismo nos cuenta como era un día en la vida de Antoni Ruiz en la cárcel:

"Vivíamos con una inconsolable sensación de tristeza, en unas condiciones muy precarias: mala alimentación, frío, chinches, piojos...Sobrevivíamos como podíamos. Nos ayudábamos los unos a los otros, los que conservábamos la cordura, porque algunos presos, que repetían condena y llevaban varios años en la cárcel, terminaron por volverse locos. Lo más importante era salir adelante."

Para soportar el acoso de otros presos debe refugiarse en la capilla de la prisión, allí el capellán le ayudará a recuperar la libertad. Antes el juez había archivado el caso sin que nadie se preocupara en permitir su salida del penitenciario de Badajoz.

A la salida viene el destierro a más de 100 Km. de su pueblo natal, vive un año con su tío en Denia. Cuando al fin regresa intenta independizarse, pero tiene antecedentes penales y nadie quiere contratarle. Sobrevive como trabajador sexual, sufriendo el constante acoso de la brigada 26. 

En 1995 toma conciencia con la necesidad de que le sea devuelto su expediente, es una cuestión de derechos humanos. Pero su expediente está en diez organismos distintos y tardará 6 años en conseguir su destrucción.

Hoy está al frente de la Asociación de Ex-presos políticos, desde allí trabaja para la recuperación de la memoria histórica y la restitución de la dignidad de todas las personas que sufrieron persecución por su sexualidad.

Notas
(1)     Jefe de los servicios psiquiátricos del régimen franquista.
(2)     Militar golpista, apodaba a Franco como “Paca la culona”.
(3)     Escritor homosexual y contrario a la igualdad de derechos, milita en UPyD.


Más información:

Ley de Vagos y maleantes:
Antoni Ruiz:
El látigo y la pluma.
Redada de violetas.
De Sodoma a Chueca.

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GUY HOCQUENHEM, RACE D'EP