dijous, 27 d’octubre del 2016

ANTÓN DE AÑÓN, EL MANCEBO AJUSTICIADO POR SODOMIA.

En 1590 Antón de Añón fue salvájemente asesinado en las horribles salas de tortura de la Inquisición, tenía solo 15 años. 



Las relaciones homosexuales eran duramente perseguidas en la Castilla de Felipe II, por lo menos oficialmente. En los mesones se podía encontrar mancebos con cierta facilidad, también en las mancebías con cierta legalidad.

En Castilla eran las autoridades civiles las encargadas de perseguir los delitos por sodomía. Las víctimas acostumbraban a ser personas de bajo extracto social, a las que se les podía aplicar sentencias de muerte en la hoguera o el destino a galeras. Los casos de nobles perseguidos por el delito nefando eran escasos, y casi siempre tenían un trasfondo político. 






El caso de "Don Juan" de Tarsis (clic) posiblemente tenía su origen en las denuncias de corrupción contra el mal gobierno. Los casos contra Antonio Pérez y Pedro L. Galcerán de Borja (clic) por su enfrentamiento con el rey Felipe II. Para el procesamiento de estas dos importantes figuras, se empleó a la Inquisición, en el caso del secretario por haber huido a Aragón, en el caso de Galcerán por ser valenciano.

Las constituciones o fueros de Catalunya, Aragón y València no condenaban la sodomía, pero hacia 1526 la Inquisición asumía competencias para perseguirla. Con ello se abría un período de enormes tensiones entre una administración que consideraban castellana y la justicia de estos estos reinos. El juicio contra Antonio Pérez  8clic) y la posteror ejecución del Justicia de Aragón son un buen ejemplo.


En el juicio de éste último aparece la triste historia de un joven mancebo de 15 años llamado Antón de Añón. El muchacho fue un paje al servicio del antiguo secretario de Felipe II preso en Aragón. le llevaba la comida y se quedaba a dormir con él. Según Pérez "aquel muchacho era lascivo et destillabat amores" (1). El adolescente ante el temor de ser enviado a declarar ante el Tribunal de la Inquisición, huyó a Madrid. 

Curiosamente fue a casa del propio inquisidor, a quien tal vez conocía anteriormente (¿como cliente?). Por miedo a la tortura contó todo lo que sabía, seguramente también los nombres de sus posibles clientes. Se equivocó terriblemente.



Tras estar voluntariamente en casa del Inquisidor, fue enviado a los centros de tortura del Santo Oficio, donde fue terriblemente torturado hasta morir. Los inquisidores eran maestros de la tortura, raramente nadie se les moría. Los cirujanos se encargaban de que la tortura se alargara sin que el reo muriera. Por ello deduzco que el pobre Antón de Añón fue asesinado cruelmente para evitar saliera a la luz los nombres de sus "nobles" clientes.

dilluns, 24 d’octubre del 2016

LLEGADA DE LA COCAÍNA A BARCELONA, DURANTE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL


Durante la Primera Guerra Mundial, Barcelona se transformó en el destino turístico de  muchos europeos que acudían a una ciudad en paz y con una espectacular oferta de ocio.



Hasta estas fechas, la cocaína la vendían en las farmacias como remedio, especialmente por sus capacidades anestésicas. Se podía adquirir sin receta. El precio era muy barato. Con la llegada masiva de turistas "fiesteros" y el aumento de la oferta de ocio, la demanda se disparó. Pronto entró por el puerto procedente de Marsella, ésta ya iba directamente al mundo del espectáculo. Pronto el consumo se asoció a la fiesta  y no a la medicina.



Hasta entonces la absenta y el opio fueron las substancias predilectas. El bajo precio de la cocaína y las dificultades para encontrar el opio, muy perseguido por la policía, hizo que esta droga triunfara rápidamente.

Fue una droga transversal desde su inicio, desde los señores del Liceo los travestidos de la Criolla, pasando por autores y actores, casi todos la consumían. La "mandanga" (nombre que recibía popularmente la cocaína) se repartía por los diferentes lugares de la ciudad, especialmente el Raval, incluida la Rambla y el Paral·lel. El reparto lo realizaban los que "hacían la calle" por el Arco del Teatro, las floristas de las Ramblas, las vendedoras de tabaco o los trabajadores de los hoteles.


El aumento de consumo y  demandantes llevó a la adulteración con productos no muy fiables y al aumento de precio. Pronto los médicos alarmaron de los problemas que estaban surgiendo, cada vez más graves. Con los años 30 llegó la prohibición, algunas detenciones de cara a la opinión pública, pero poco más. El precio aumentó mucho, pero el consumo no se detuvo. Todavía hoy se pueden ver en la zona las antiguas farmacias, con un pasado de riqueza. No sólo la cocaína, también recetas mágicas contra las ITS (muchas creaban más problemas que la propia enfermedad) o la venta de "gomas de caucho" contribuyeron a este gran progreso. Hoy algunas son tiendas de todo a euro.



Aunque la prohibición llegó en 1918, las farmacias la siguieron vendiendo a escondidas. Xavier Theros en EL PAIS cita la farmácia del  "Zammarreta", donde el boticario la venía a puñados. Hasta la Guerra Civil la cocaína se fue transformando en la droga del ocio, junto a la absenta que no dejó de ser la bebida predilecta.

En este contexto se estrena el espectáculo "El tango de la cocaína" en el teatro Victoria. A diferencia del "Fumando espero" (de Viladomat y Fèlix Zarzo) este espectáculo fue un éxito total. Charleston, valses y el célebre tango fueron temas conocidos, pronto grabados e inmortalizados. El tema principal lo estrenó y grabó la Ramoncito Rovira (clic).


En la actualidad escuchar el tango puede parecer tener un alto contenido moralista "Soy una flor Caída // del vicio fatal esclava, // por el destino vencida" ... ¡Cocaína ...! // Sé que al final me debe matar./ / me asesina, // pero calma mí pesar.//Si me deja // todo se sombra en mí vivir.//Sé que al final me ha de matar // pero no me hace sufrir. ». Fue un producto de la época, con más estética que ética. Ver a una cantante diciendo que iba por la mala vida, llenaba teatros, lo demás era circunstancial.



El gran Juan Viladomat era un consumidor habitual de la mandanga, compositor de miles de temas. Él fue el maestro de las más grandes cupletistas del Paral.lel  (Raquel Meller, Bella Dorita, Ramoncita Rovira, Pilar Alonso ...) Y murió al final de la guerra con menos de 60 años,totalmente  arruinado. La bella Dorita pagó su entierro y la cedió el nicho donde fue descansan sus restos. 

Mas información:

EL PAIS


divendres, 14 d’octubre del 2016

RAQUEL MELLER Y EL TOCADOR DE SEÑORAS

Jacinto Benavente dijo de Raquel Meller que andaba por el mundo sin bozal. La frase señalaba perfectamente el fuerte carácter de la cupletista aragonesa. En esta entrada voy a acercarme a algunas de las historias que se le atribuyen.

Retrato de J. Sorolla


Paca Marqués López (Raquel Meller) creció entre las monjas clarisas en Francia y su familia en el Poble Sec de Barcelona. Debutó en 1908 en el salón La Gran Peña. Su éxito le llegó a partir de 1911 cuando estrenó sus mayores éxitos La Violetera o el Relicario. En esta época opta por su seudónimo,
 pronunciandolo con un cierto acento alemán que ayudó a crear la leyenda de su militancia germanófila.

Raquel se casó dos veces, pero sus matrimonios no fueron precisamente un éxito. Con el diplomático Enrique Gómez Carrillo estuvo casada tres años (para ampliar información clicar texto resaltado). Él era "un hijo de la bohemia y se gozaba en ella, era un hijo de las calles, del alumbrado a gas, de las putas y sus chulos, de los bares, de la gran ciudad, de la capital del mundo de ese entonces y aún más, estaba completamente al tanto de que esa vida le carcomía los nervios". A Enrique se le había relacionado con Mata Hari, por lo que la leyenda de una mujer espía señaló más tarde a la propia Raquel.



Tras la Guerra Civil, en Barcelona se casó por segunda vez con el empresario francés Demon Sayac, vivieron siempre separados.

Cuentan sus detractores que cuando Raquel entraba al tocador de señoras, las chicas "decentes" salían corriendo para evitar el acoso de la cupletista. Uno de las mujeres que más sufrieron este supuesto acoso fue la comediógrafa Fernanda de Vilarino, a quien dedicó una de las pocas canciones de contenido lésbico de la época: Oh, señorita. 



Cuentan que cuando interpretaba la canción Nena, de Joaquín Zamacois, mientras cantaba:
"Nena...Que mi vida llenas de ilusión. //Deja que ponga //con embeleso //junto a tus labios //la llama divina de un beso", miraba fijamente a alguna muchacha fruto de sus deseos. 



Raquel Meller triunfó durante los años 30 en París, siendo una artista cotizada como los más imporantes de la época: Carlos Gardel, Maurice Chevalier...

Otra anécdota la relaciona con Alfonso XIII. Parece ser que este monarca, famoso por su vida licensiosa, la invitó a sus aposentos. Raquel, como antes ya hizo Pilar Alonso, declinó la invitación: "Si quiere verme que venga al teatro a escucharme". La noticia transcendió y el monarca con la reina fue a verla al teatro, un ramo de flores suyo llegó al camerino zanjándose el incidente.




En 1930 Chaplin le ofreció interpretar "Luces de la ciudad", a partir del tema que ella popularizó: La violetera. Parece ser que ella lo despreció: "tu arte es muy inferior al mío", así Raquel quedó fuera de uno de los mejores films de la historia del cine. 




El cubano Hernández Catá escribió sobre ella (1): “He aquí una mujer menuda y terrible. Ojos de mar, carne traslúcida que deja entrever en cada momento la luz del alma, movilidad suave de gestos y casi de facciones por la cual se transforma en muchas mujeres, en todas las mujeres; en la mujer eterno vampiro y meta eterna del anhelo viril…”

En Barcelona estaba peleada con todas las cupletistas. A las que cantaban en catalán las acusaba de anti-españolas, al resto las menospreciaba. Se le atribuye un anticatalanismo militante, monárquica capaz de dejar plantado al rey, católica que se casó por lo civil y en dos ocasiones, espía de los unos y los otros... Su carácter tan altivo le granjeó grandes enemistades y muchas leyendas para desacreditarla. Lo cierto es que finalizada la guerra regresó Barcelona donde vivió hasta su muerte en 1962. Su entierro fue multitudinario.


Siempre que organizo una ruta por la zona me acerco a su estatua frente al Teatre Arnau, en el Paral.lel de Barcelona. Explico alguna de sus múltiples anécdotas, leo alguna de sus letras y expreso mi admiración. En las dos últimas ocasiones pregunté cuantas personas la conocían, nadie respondió. 






dimecres, 5 d’octubre del 2016

LA CONDESA ELISABETH BÁTHORY, ENTRE LA LIBERTAD Y EL SADISMO.

Conocida como la condesa sangrienta, Isabel quiso ser una mujer libre en tiempos complicados. Su gusto por las chicas jóvenes fue más allá del sadismo más sofisticado.



Elisabeth Báthory (1560, 1610) era sobrina del rey de Polonia y pertenecía a una de las mas importantes familias aristocráticas de Hungría. Recibió una amplia educación, muy superior a la de cualquiera de los jóvenes nobles de la época, llegó a hablar y escribir correctamente en cuatro idiomas.  Desde pequeña sintió una especial atracción hacia el mundo del esoterismo y la brujería.

Aun una niña su familia concertó su boda con un aristócrata húngaro de Transilvania, el conde Ferencz Nadasdy, que doblaba su edad. A la pobre niña la enviaron a vivir allí, donde conoció a su puritana suegra que seria quien se encargaría de su formación. La relación entre ambas fue horrible, Elisabeth pertenecía a una familia de mayor rango que el de su suegra y no aceptaba sus mandatos.

Así a los 13 años quedó embarazada por un sirviente, éste fue castrado y ejecutado, ella recluida y el niño asesinado al nacer. Este suceso precipitó la boda. Al evento acudió toda la aristocracia de la zona, incluso el emperador Maximiliano II. Tras la boda el marido tuvo que adoptar el apellido de su esposa, al ser ella de mayor rango. Se fueron a vivir a un castillo de los Cárpatos que dominaba un amplio territorio de la actual Eslovaquia.

Su marido le gusta más guerrear, que estar en su castillo con su esposa a la que dejó sola. Conocido como el Caballero Negro, le encantaba empalar a sus enemigos. En los consejos a su esposa de como castigar a los criados encontramos todo un tratado de sadismo completo. Pero él era un guerrero y se le suponía la crueldad.



Mientras el marido guerrea, ella empieza a tener relaciones lésbicas con sus doncellas, relaciones que se decantaban hacia aspectos sadomasoquistas. Parece ser que este tipo de gustos no era propio de ella, pues alguna de sus familiares también destacaron en ello. Le gustaba clavar agujas o morder a sus amantes, entre otras "delicadezas".

El conde entre batalla y batalla tenia sus gustos también, así en otro campo de batalla, la cama de un burdel, fue asesinado por una prostituta a la que se negó a pagar. Elisabeth aprovechó para expulsar a su suegra y a toda su familia política de los territorios que ahora le pertenecían. Paralelamente se rodeó de alquimistas y mujeres y hombres sabios, a los que mas tarde se identificó como brujas y brujos.

Sea por el miedo a envejecer, sea por una derivación de sus gustos sádicos, sea por los consejos de su entorno, o posiblemente por todo ello, llegó a la conclusión de que la sangre de las vírgenes ayudaba a recuperar la juventud. Así empezó a llevar a las doncellas a una celda donde eran desangradas, la sangre vertida en una bañera y allí la condesa recuperaba la esperanza de una eterna juventud.


Sus gustos sádicos llevaron a torturar a sus doncellas para extraerles sangre, evitando su muerte para curarlas e reiniciar la tortura. Como si de un rebaño se tratara. Una de las costumbres que parece gustaron a la condesa es de que una vez bañada, las mismas doncellas lamieran su sangre para quedar limpia.

Con los años no quedaron doncellas para desangrar, y sus deseos se dirigieron hacia las jóvenes aristócratas. Entonces la justicia que había estado ciega actuó y la condesa fue procesada. Por si fuera poco el emperador era enemigo suyo y deseaba poseer sus posesiones. Así ocupado el castillo salieron a la luz todo tipo de perversiones, contadas por sus enemigos que seguramente exageraron los hallazgos.

En el juicio se le adjudicaron 650 asesinatos. Ella fue recluida a perpetuidad emparedada en su propio castillo, donde veía la luz del sol por una pequeña rejilla donde recibía poca comida para alargar su agonía, tardó 4 años en morir. Sus cómplices tuvieron más suerte, fueron ejecutados.

dimarts, 4 d’octubre del 2016

DON QUIJOTE Y EL TRAVESTISMO



El travestismo aparece a menudo en muchas obras de la literatura castellana clásica. Generalmente como recurso humorístico. Dado el férreo control inquisitorial de la época, queda la duda de hasta que punto pudo ser causada por la autocensura. 



Aunque los mayoría casos de travestismo son atribuidos a personajes femeninos,  también podemos encontrar el caso contrario. Incluso tratándose de un elemento cómico y erótico, generalmente se nos presenta a una mujer que lucha por su honor en un mundo de hombres, cosa nada fácil en la oscura Castilla del llamado Siglo de Oro.

Era una época donde los cambios en las personas intersexuales podían pasar de ser "cosa del diablo" a "bendición divina", o podían acabar santificados o procesados, como lo fue Elena/o de Céspedes. El travestismo podía ser visto como obra del diablo, o bendecido por el Papa como el caso de Ant
nioo de Erauso, la monja alférez. En las actas de Torquemada podemos leer: “en un lugar no muy lexos de donde agora vivimos, estava una muger casada con un hombre labrador no muy rico, y como esta muger no tuviese hijos, el marido y ella estavan mal avenidos, y ansi se dava tan aspera vida, fuese de celos, o por otra causa, que la muger una noche hurtando los vestidos de un moço que en casa estava, vestida con ellos se fue y anduvo por algunas partes fingiendo ser hombre, y asi sirvió y ganaba para sustentarse, y estando asi, o que la naturaleza obrasse enella pujante virtud que bastase para ello [...] ella se convertio en varon, y se caso con otra muger...”(1)

Posiblemente  Cervantes en el Quijote va más allá. La sexualidad del Quijote es ambigua, ¿fruto del temor inquisitorial o por deseo cervantino? Todos los personajes son enamoradizos, incluso el pobre Rocinante, pero nunca llega a tener el más mínimo contacto sexual. ¿Don Quijote adora a las mujeres, pero realmente las desea? La mujer aparece en múltiples identidades, generalmente son fuertes, libres y lejanas al papel pasivo que la sociedad les otorgaba. Pero las que me llaman la atención son las mujeres travestidas, creo Cervantes va mucho más allá de lo que ha ido jamás la literatura en castellano.






El primer caso de travestismo que comparto lo encontramos en los capítulos 26 y 27 de la primera parte. El cura y el barbero conspiran para hacer regresar al Quijote a casa:

"Después, habiendo bien pensado entre los dos el modo que tendrían para conseguir lo que deseaban, vino el cura en un pensamiento muy acomodado al gusto de Don Quijote, y para lo que ellos querían, y fue que dijo al barbero que lo que había pensado era: que él se vestiría en hábito de doncella andante, y que él procurase ponerse lo mejor que pudiese como escudero... Mas apenas hubo salido de la venta, cuando le vino al cura un pensamiento, que hacía mal en haberse puesto de aquella manera, por ser cosa indecente que un sacerdote se pusiese así, aunque le fuese mucho en ello; y diciéndoselo al barbero le rogó que trocase trajes, que era más justo que él fuese la doncella menesterosa, y que él haría el escudero"
Travestir al cura¡¡¡ Pero Cervantes sabe que se la juega y al final es el barbero quien opta por travestirse como mujer, pues "asi se profanaba menos su dignidad". Brillante, Cervantes indica una línea infranquable, pero antes ha travestido al cura y ha salido indemne.

En el siguiente capítulo, también en Sierra Nevada, oyen alguien quejarse:

"no hubieron andado veinte pasos, cuando detrás de un peñasco vieron sentado al pie de un fresno a un mozo vestido como labrador, al cual, por tener inclinado el rostro... El mozo se quitó la montera, y sacudiendo la cabeza a una y otra parte se comenzaron a descoger y desparcir unos cabellos que pudieran los del sol tenerles envidia. Con esto conocieron que el que parecía labrador era mujer, y delicada."

A continuación Cervantes nos cuenta la terrible realidad de una mujer hija única de una familia rica, pero no noble. Su destino es don Fernando, hijo menor de un Grande España. Los pensamientos del noble " más se encaminaban a su gusto que a mi provecho, y que si yo quisiese poner en alguna manera algún inconveniente para que él dejase de su injusta pretensión, que ellos me casarían luego con quien yo más gustase" Cede al final a las pretensiones y promesas del noble hasta que la final se entera de que este se ha casado, y es así como decide huir al monte travestida como un mozo.






El capítulo 60 de la segunda parte es uno de mis preferidos, pues en él se encuentra con Roque Guinart, Perot lo Lladre. De repente "

"Ya le iba a dar las gracias don Quijote, cuando sintieron a sus espaldas un ruido como de tropel de caballos, y no era sino un solo, sobre el cual venía a toda furia un mancebo, al parecer de hasta veinte años, vestido de damasco verde, con pasamanos de oro, greguescos y saltaembarca, con sombrero terciado, a la valona, botas enceradas y justas, espuelas, daga y espada doradas, una escopeta pequeña en las manos y dos pistolas a los lados. Al ruido volvió Roque la cabeza y vio esta hermosa figura, la cual, en llegando a él." Era la bella Claudia, una audaz jineta, una hábil amazona armada hasta los dientes. No os cuento como sigue, sencillamente os animo a leer el Quijote.



En el capítulo 63 aparece el caso del caballero mancebo " cuya belleza se deja atrás las mayores que encarecer se pueden" y de como se transviste para evitar males mayores:

  "Tuvo noticia el rey de mi hermosura, y la fama se la dio de mis riquezas, que en parte fue ventura mía. Llamóme ante sí, preguntóme de qué parte de España era y qué dineros y qué joyas traía. Díjele el lugar y que las joyas y dineros quedaban en él enterrados, pero que con facilidad se podrían cobrar si yo misma volviese por ellos. Todo esto le dije, temerosa de que no le cegase mi hermosura, sino su codicia. Estando conmigo en estas pláticas, le llegaron a decir como venía conmigo uno de los más gallardos y hermosos mancebos que se podía imaginar. Luego entendí que lo decían por don Gaspar Gregorio, cuya belleza se deja atrás las mayores que encarecer se pueden. Turbéme, considerando el peligro que don Gregorio corría, porque entre aquellos bárbaros turcos en más se tiene y estima un mochacho o mancebo hermoso que una mujer, por bellísima que sea. Mandó luego el rey que se le trujesen allí delante para verle y preguntóme si era verdad lo que de aquel mozo le decían. Entonces yo, casi como prevenida del cielo, le dije que sí era, pero que le hacía saber que no era varón, sino mujer como yo, y que le suplicaba me la dejase ir a vestir en su natural traje, para que de todo en todo mostrase su belleza y con menos empacho pareciese ante su presencia. Díjome que fuese en buena hora y que otro día hablaríamos en el modo que se podía tener para que yo volviese a España a sacar el escondido tesoro. Hablé con don Gaspar, contéle el peligro que corría el mostrar ser hombre, vestíle de mora, y aquella mesma tarde le truje a la presencia del rey, el cual, en viéndole, quedó admirado y hizo disignio de guardarla para hacer presente della al Gran Señor..."

Entre los capítulos 63 y 65 aparece  la historia de la pobre Ana Felix, quien narra a Quijote como salva a Don Gregorio, de costumbres que Cervantes conoció en primera persona. Ella que a pesar de ser cristiana, la expulsan por tener descendencia morisca y finalmente es capturada en un bajel morisco travestida como un pirata. La historia debe acabar bien, pero Cervantes nos cuenta una realidad que conoció la presencia de mujeres piratas en los barcos de estos, adoptando siempre una identidad masculina.



El Quijote merece siempre una relectura, con ojos abiertos a leer entrelineas y lejos de la lectura lineal a la que muchas veces se ha sometido, Seguro sorprende.







(1)  Hermafroditismo, Transexualidad y cambios de sexo en la Edad Moderna  http://historsex.blogspot.com.es/2016/10/don-quijote-y-el-sexo.html