Ni la Inquisición, ni Felipe II, ni los borbones consiguieron acabar con la presencia LGTB en la ciudad de Nápoles. Las "femmenèlla"(femminielli en plural) son un ejemplo de ello.
En el barrio de Ponticelli, con una historia que bien podría tener paralelismos con el Raval de Barcelona, han estado presentes desde hace siglos. Han superado persecuciones, terremotos, pestes, siempre han sido socialmente aceptadas, incluso se considera que estar cerca de ellas trae buena suerte, alguien que quiere buena suerte en el bingo se hace acompañar por una de ellas.
A pesar de ello, y como suecede con las muxes méxicanas o las hijras hindúes, viven en la marginación, muchas son analfabetas debido al rechazo que reciben al ser escolarizadas. Devotas cristianas son presentes en muchas romerías como la que cada febrero se organiza en honor de la Madonna di Montevergine.
Les gusta ir con los labios muy maquillados, vistiendo blusas escotadas y pantalones muy ceñidos. Ingeniosas y divertidas, les encanta la teatralidad. Cuando entran en una tienda generalmente son recibidas con agrado por compradores y transeúntes.
Las leyes medievales de la ciudad señalaban zonas donde podían vivir y trabajar libremente hasta 1530. Poco a poco se fueron concentrando en la Imbrecciata, una zona exclusiva para la prostitución i las femmenèlla. Con la unificación italiana Nápoles se convierte en una de las ciudades mas tolerantes del mundo, tanto hacía las personas transgénero, como hacia los homosexuales. Con el fascismo aparecen leyes que prohiben que los hombres se vistan "como mujeres", con graves multas e incluso la posibilidad de encarcelamiento.
Il femminiello de Giuseppe Bonito, 1760 |
Ello lleva a que las femmenèlla se encierren en sus zonas de la antigua ciudad, allí pueden deambular por sus calles estrechas libremente lejos de miradas pacatas y de la presencia policial.
La aparición de la pandemia del SIDA, el terremoto de 1980 y la llegada masiva de emigrantes de otras culturas ha significado un golpe mucho mas duro que todas las persecuciones antiguas. Ahora andan fuera de su territorio histórico, sin el consenso social que históricamente recibieron de la población. El mundo de la prostitución tiene un nuevo reclamo: las travestis brasileñas, sus barrios has sido abandonados por su antiguas poblaciones.
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