La
Criolla fue un local de referencia para todos
aquellos que quisieron vivir su sexualidad de forma diferente, su “mala fama”
cultivó y engrandeció su leyenda.
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Interior de la Criolla, con Flor de Otoño en primer plano. |
La primera vez que
hablé de La Criolla
fue en 2010 con motivo de la exposición “L’HOMOSEXUALITAT A TRAVÉS DE LA HISTÒRIA” que realicé
para Circuit Festival. Durante años he llevado a quienes venían a mis rutas al
lugar donde se encontraba. En 2012 intenté, sin éxito, que se recordara al
cabaret con motivo del 75 aniversario de su desaparición, fecha que se cumplia
en el verano del año siguiente. Al fín este 2017 aparece el magnífico libro de
Paco Villar: LA CRIOLLA,
LA PUERTA DORADA
DEL BARRIO CHINO.
El mismo Paco Villar
señala “ No se ha hecho justicia con
el local nocturno más transgresor y cosmopolita que ha tenido Barcelona; un
local que revolucionó las costumbres sociales y se convirtió en un icono
turístico de la ciudad, a pesar de los esfuerzos realizados por sectores
oficiales y políticos para que así no fuera.
Cuentan que los
años treinta visitó Barcelona el actor y juerguista Douglas Fairbanks JR.,
quedando fascinado por la vida nocturna de esta ciudad: "No he visto una cosa parecida; ni en Saigón,
ni en Shangai, ni en Port Said, en ningún lugar". (1) Uno de los
locales que frecuentó fue La
Criolla, el célebre local de la calle Cid, cerca de las
Drassanes.
Originalmente el
local fue una posada de obreros y marineros, lugar de encuentro de
contrabandistas, pistoleros, carteristas y trabajadores sexuales. La Criolla empieza como
salón de baile después de la 1ª Guerra Mundial hacia 1925. Desde sus inicios
eran frecuentes espectáculos de transformistas, también la presencia de muchos
homosexuales y prostitutos en busca de pareja ocasional, el local les obligaba
a ir travestidos.
En 1929, con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona se
transformó en un Cabaret/Sala de Baile aumentando la atención tanto
de escritores o políticos. También creó unas habitaciones privadas, en las que
frecuentemente personas anónimas practicaban el sexo a cambio de favores
económicos. El cierre de muchos locales de este tipo en Europa, especialmente
en Berlín, incrementó su clientela europea. No era un local dirigido a un
público homosexual o transgénero, pero si que era un local frecuentado por ellos.
La prensa madrileña citaba despectivamente a "La Criolla" como un centro en el que se mezclan
aristócratas con soldados, obreros, chorizos y borrachos. El ambiente era
irrespirable por el sudor, el humo del tabaco, o por estar siempre lleno
hasta la bandera. Corría la absenta o drogas como la morfina o la cocaïna; la Criolla fur un importante
centro de entrada y distribución de la cocaïna en la Barcelona de los años
20-30. Era fácil encontrar a hombres
mayores travestidos y muy maquillados ofreciéndose al mejor postor,
junto a turistas ricos y jóvenes burgueses que acudían para observar
el espectáculo que daban los clientes del local todas las noches. La mala
fama alimentaba la leyenda, la gente bien no se quería perder un espectáculo
del que a veces acababan siendo protagonistas en las habitaciones privadas.
Con la llegada de la República el local se incrementó
la presencia de homosexuales, travestis o transformistas. En los espectáculos
se imitaba a Concha Piquer o Pastora Imperio. La pugna con otro local
de idénticas características, el Wu-Li.Chang (antes Cal Sagristà), para
conseguir los mejores actores fue enorme. Adolfo Hueso (2),
anarcosindicalista, señala: "En
la Criolla
era el viejo transformista Bertini, que en sus mejores tiempos llegó a hacer
dudar si era hembra o macho... Enfrente la estrella era Mirco, lleno de
juventud, luciendo un deslumbrante vestuario femenino, que las malas lenguas
afirmaban que ra pagado por un conocido fabricante, que harto del amor fácil
había optado por el "homosexualismo".
También pasaron artistas que mas adelante lograron gran
notoriedad como la bailaora Carmen Amaya o la cantante Josephine
Baker, escritores como Jacinto Benavente
el
marqués de Vivent, la bailarina Tórtota Valencia, el disseñador Pepito Zamora, la actriz Margarita Xirgu, o el dramaturgo Josep Maria de
Segarra que en su novela “Vida Privada” se refiere a este local, con gran
escándalo por parte de sus seguidores. Posiblemente, y de una forma accidental,
estuvo a punto de estrenarse Mariana Pineda de Federico García Lorca.
En 1934 se levantó
un gran escándalo cuando el diario El Diluvio (3) sobre un concurso de mises
decía: "miss Distrito V, molesta con
el resultado del concurso, soltó un alegato que fue muy aplaudido por sus
seguidores. No hay modo por la fotografía de saber a que género pertenece
la miss, pero el genio si que se le aprecia." Podría ser que
Carmela, un travestido de la
Criolla, hubiese sido la ganadora de Miss Barrio Chino y
acudiera a los certámenes de Miss Barcelona y Miss España. Aun hoy es muy
difícil saber si la denominada miss distrito V era un joven travestido, o la
prensa sensacionalista inventó un engaño inexistente.
Como podéis observar
en muchas ocasiones era muy difícil distinguir, uno de los mas famosos
travestidos fue La
Asturiana. El Cabaret lo llevaba José Márquez Soria,
Pepe el de la Criolla, devoto de
la Virgen del
Pilar. Él sabía dirigirlo a la
perfección, evitando que las riñas llegasen a mas y la policía tuviese que
actuar. Pepe fundó otro mítico Cabaret: Barcelona de Noche, pero en
1936 fue asesinado. Ello junto a la Guerra Civil hizo entrar en decadencia el local.
En septiembre de 1938 una bomba lanzada por la aviación alemana destrozó el
local, nunca mas abrió sus puertas.
(1) Cita encontrada
en La Criolla
(I). Antes de La Criolla
Jose March Fierro. Blog No te quejarás por
las flores que te he traído
(2) Adolfo Hueso,
Recuerdos de un cenetista.
(3) Cita encontrada
en Miss Barrio Chino era un mister. Jose March Fierro. Blog No te quejarás por
las flores que te he traído
Más:
Paco Villar. LA CRIOLLA, LA PUERTA DORADA DEL BARRIO CHINO.
Ed Comanegra.
Enric Comas al blog La Barcelona Oblidada.
La Criolla.