Tras la invasión alemana la lista fue a parar a manos de la Gestapo y todas sus esperanzas de fututo se devanecieron.Tras la llegada de los invasores la policia les entregó su lista "rosa". El propio Pierre nos cuenta que él y otros homosexuales fueron golpeados. A algunos de los que intentaron resistir a las SS se les arrancaron las uñas. Otros fueron violados con reglas rotas que les perforaron los intestinos, provocándoles hemorragias.
Inmediatamente después fue enviado al campo de concentración Natzweiler-Struthof. Pronto durante un paso de revista matutino, el comandante nazi anunció una ejecución pública. El hombre que iba a ser ejecutado fue sacado al aire libre y Seel reconoció la cara como la del que había sido su amante de 18 años en Mulhouse. Según el testimonio de Seel, los guardias desnudaron a su amante y colocaron un cubo de metal sobre su cabeza. Entonces soltaron varios pastores alemanes entrenados y los azuzaron contra él, desgarrándolo en cuerpo vivo, hasta que murió por las mordeduras. En sus memorias nos cuenta:
"Desde entonces, todavía me despierto a menudo gritando en medio de la noche. Durante más de cincuenta años esa escena se ha repetido incesantemente ante los ojos de mi mente. Nunca olvidaré el bárbaro asesinato de mi amor — ante mis ojos, ante nuestros ojos, porque había cientos de testigos"
Experiencias como esa pueden explicar la alta tasa de mortandad de los homosexuales en los campos en comparación con la de otros grupos considerados por los nazis como "antisociales". Un estudio afirma que el 60% de los homosexuales en campos de concentración murió, comparado con el 41% de los prisioneros políticos y el 35% de los testigos de Jehová.
Los homosexuales mas jóvenes fueron liberados, se les dio la nacionalidad alemana y se les envió a primera linea de fuego. Fue el caso de Pierre, era un "Malgré nous" (A pesar nuestro) y se vio obligado a luchar contra sus propios conciudadanos franceses, contra la resistencia yugoslava. La peripecia pasó por un centro de procreación de la raza aria, finalmente fue enviado al frente ruso, allí desertó y se entregó a los soviéticos,, estos lo enviaron a un pelotón de fusilamiento, pero su conocimiento de la Internacional lo salvó.
Tras cambiar de nombre para evitar represalias que podían venir de todos los lados se apuntó a un grupo de la Cruz Roja que le iba a enviar a Francia. El viaje duró mas de una año y en unas condiciones que eran de todo menos humanitarias. Finalmente llegó a su país en agosto de 1.945.
Una vez acabada la guerra la homosexualidad volvió a estar prohibida y optó por el silencio. Eliminaron las leyes antisemitas, pero decidieron seguir persiguiendo a los homosexuales. Su familia le rechazó y lo desheredó, sus amigos le dieron la espalda y en su ciudad vio como se agredían a personas que hacían visible su condición sexual.
Para ocultar su homosexualidad se casó y tuvo cuatro hijos, pero el matrimonio fue un calvario por el tuvo que pasar para ocultarse de una ciudadanía homófoba. Vergüenza, confusión, culpa .... finalmente en 1.978 se separó de su mujer.
Unas declaraciones y acciones homófobas en 1982 del obispo de Estrasburgo, Léon Elchinger, le hicieron salir a luz pública y exponer su caso. Su historia fue recogida solamente por revistas gays. Tuvo que esperar a 1.994 tras la publicación de su libro Moi, Pierre Seel, déporté homosexuel" (Yo, Pierre Seel, deportado homosexual) para que su historia llegara a la opinión pública. Editado en castellano por editorial Bellaterra y prólogo de Jordi Petit.
Hasta el 2.003 no se le reconoció su condición de víctima del holocausto, era ya el único homosexual superviviente de la barbarie. Entonces vino el reconocimiento, su familia le apoyó y su esposa retiró la demanda de divorcio. En noviembre de 2005 moría en Toulouse el testimonio del estigma sufrido por los homosexuales en Europa durante 50 años. Una calle le recuerda.
ANEXO: MEMORIA DEL HOLOCAUSTO.
Solo el mantener viva la memoria de las atrocidades de las que puede ser capaz el humano y compartirlo con las nuevas generaciones ya es un hecho bastante importante, me auno a compartirlo para que entendamos que el odio no es el camino ¡ SALUDOS FRATERNOS !
ResponEliminaSaludos fraternos Carla y gracias por compartir.
ResponEliminaRespeto y memoria.
Gracias Leopold, yo por desgracia no tenía esta información cuando abordé el tema en el libro que ahora está en dictamen; veré si aún tengo oportunidad de incluir algo. Pocos libros he encontrado con más información y nunca este caso. Pero sin duda es importante que no permitamos que se olvide esta atrocidad... no minimizo el horror vivido por los judíos y otros grupos, pero cuando se habla de los campos de concentración los judíos suelen pretender el monoponio del sufrimiento y de la injusticia.
ResponEliminaUn abrazo solidario y fraternal: ¡NO AL SILENCIP Y AL OLVIDO!
Siempre es indispensable mantener viva la flama de la memoria histórica pues, es omnispresente el odio a los homosexuales, siempre está viva la flama de la ira y de el odio de las religiones las que, aunadas a la Derecha, busca exterminarnos, siempre basándose en el bien común, en la órdenes de los Dioses, lo que significa la cruenta muerte, yo ya viví esto pues en 1993 en el Distrito Federal, mi pareja, José Alfredo León Malagón, sólo por ser homosexual, fue asesinado, en mi blog sin problema halláis completa la crónica de ese nefando crimen perpetrado por la mano de Dios y sus esbirros acicateados por los corifeos "sagrados".
ResponEliminahttp://josefranciscogilbertoescobedomena.blogspot.com/2010/09/el-asesinato-homosexual-de-jose-alfredo.html
ResponEliminaGracias José Francisco por tu impresionaante testimonio, lo comparto en la página facebook del Grupo de Estudios sobre Homosexualidad.