dimecres, 27 d’octubre del 2010

DONDE TU MUERAS, YO MORIRÉ Y ALLI ME ENTERRARÁN.



Una de las pruebas de la presencia de la homosexualidad y de como era valorada en cada época son las tumbas en las que reposan conocidas y anónimas personas que amaron y vivieron con personas de su mismo sexo.

Desde la tumba de los manicuros egipcios a la modesta tumba de Jean Genet en Larache, Marruecos, hay una importante muestra.

Es en Inglaterra es donde esta costumbre está mas extendida. En lugares como el cementerio de Cambridge podemos encontrar aun tumbas de parejas que se hermanaron bajo el rito de la adelphopoiesis. Este tipo de tumbas no acabaron con la Edad media, siguieron mas adelante y un ejemplo de ello es la tumba Mary Kendall  que fue enterrada junto a su amante Lady Catharine Jones en la Abadía de Westminster, 1710.

Recientemente hemos visto la profanación de la tumba del cardenal Newman para apartar de su lado a su amando compañero Ambrose St John, para servir a los intereses homófobos del Vaticano. La falta de respeto, el desprecio, el olvido o la represión la podemos ver en los memoriales de los campos de concentración o en la sencilla tumba de una bella ciudad del norte de África:



Uno de los homosexuales mas emblemáticos de la historia de Inglaterra fue Eduardo II, su hermanamiento con Piers Gaventón y su relación amoroso con Hugo le Despenser es de sobras conocido. Pero esta relación sólo fue condenada por el clero y la nobleza. Su propio hijo restableció su honor y buen nombre y el pueblo inglés veneró la tumba que Eduardo III levantó en su honor.


Las persecuciones contra la sodomía iniciadas por la Inquisición no impidieron a Isabel I levantar una tumba en honor de Don Alvaro de Luna en la Catedral de Toledo. Este noble no tan solo fue amante del padre de la reina, Juan II, posiblemente también de su propio hermano Enrique IV. Don Alvaro no fue asesinado por su sexualidad, fue víctima de un complot de la nobleza contra él por favorecer un mayor protagonismo de las ciudades y la burguesía.


Pero aun hoy en nuestro país hay muchas tumbas anónimas que relejan la falta de respeto que se ha sentido siempre hacia el diferente, hacia el distinto. Por ejemplo la tumba de Federico García Lorca.

2 comentaris:

  1. Magníficas imágenes con una información breve pero clara; de hecho, yo no sabía nada de Don Álvaro de Luna, aunque vi su tumba en la Catedral. De nuevo, mil gracias, Leopold

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  2. Gracias por culturizarnos y darnos conocimientos de tantos aspectos escondidos, que sì no es por Uds, jamàs habrìamos sabido. Aparte de sus bien documentados artìculos con excelentes fotografías. ¡Felicitaciones!

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