dilluns, 24 de setembre del 2018

SILA EL MEJOR AMIGO EL PEOR ENEMIGO

El dictador Sila fue el paradigma de la crueldad, un brillante militar que reformó la legislación romana a su medida y una vez logrados los objetivos se retiró para "hacer cosas impropias de un romano".

Supuesto retrato de Lucio Cornelio Sila, de época augústea (Gliptoteca de Múnich).


Lucio Cornelio Sila (138-78), aristócrata romano, perteneciente a una familia arruinada, creció como militar a la sombra de su gran amigo-enemigo Mario, de origen plebeyo y casado con una Julia (Tía de Julio César). Posiblemente su primera esposa también pertenecía a la familia Julia.

En Numidia, norte de Africa, se hizo célebre al capturar a su rey Yugurta, hecho que le dio prestigio y empezó a eclipsar a Mario, la guerra contra los cimbrios y su enérgica respuesta ante las revueltas sociales acabaron encumbrándole. La ruptura, con Mario, fue definitiva cuando decidió enfrentarse al rey Mítridates del Ponto, al que derrotó en la batalla de Queronea, 86 a JC, y Orcómeno. Para poder financiar su campaña, no dudó en saquear los templos de Grecia.

Su regreso provocó la Primera Guerra Civil. No dudó en entrar con su ejército en Roma, obligando que el senado lo declarara dictador, tras lo cual organizó una sanguinaria persecución de sus enemigos (las terribles proscripciones). Mientras implantaba el régimen de terror, se dedicó a reforzar el Senado en detrimento de los tribunos de la plebe, recuperando el espíritu republicano y patricio. Su reforma fue profunda y rigurosa; una vez puesta en marcha y liquidados todos sus enemigos, Sila se retiró.



Pelirrojo y de piel muy blanca era célebre el sombrero de paja que llevaba en todas las contiendas para protegerse del sol. La campaña del Ponto lo dejó demacrado, la piel quemada y casi calvo. Al presentarse en Roma llevaba una espectacular peluca y la cara totalmente maquillada. Su imagen terrorífica iba a la par de la sangrienta represión que impuso. Julio César tuvo que salir al exilio para evitar la proscripción y la muerte, pero seguramente le perdonó al ser sobrino de su esposa. Fue entonces enviado a Grecia con el general Lúculo; en este viaje, el joven Julio conoció al rey Nicomedes, de quien consiguió de dejara Bitinia en herencia a Roma, muchos vieron en ello que el altivo joven se había dejado sodomizar.

Sila era altamente ambicioso, con sus matrimonios intentó recuperar su perdido prestigio como aristócrata y su posición social. Se casó en cuatro ocasiones, pero siempre estuvo acompañado por un actor griego llamado Metrobio, al que muchos historiadores señalan como amante suyo. Plutarco y otros historiadores señalan su gusto por las "disolutas compañías", recuperando esta afición al jubilarse " haciendo cosas muy impropias de su vejez".  El mismo Plutarco señala que Sila era más proclive a la promiscuidad sexual, que al compromiso. Sus bodas fueron más por cuestiones políticas, que por deseo, hecho muy común en la Roma republicana. Pudo casarse alrededor de siete veces, o más.

En su retiro de Puteoli, Campania se entregó a una vida de orgías y banquetes interminables en los que pudo participar el propio General Lúculo, mientras paralelamente escribí su propia biografía. Enterada la pacata Roma de la triple relación que mantenía con su esposa Valeria y Metrobio, estalló el escándalo. Ambos tuvieron que huir a Grecia tras la desaparición del dictador.

Tras morir no quiso ser incinerado por tradición familiar y por miedo a que sus cenizas se toparan con las de su gran enemigo Mario. A pesar de ello, sus veteranos llevaron su cuerpo al Campo de Marte, donde le incineraron, dandosepultura a sus cenizas. Su epitafio, redactado por él mismo, venía a reducirse a que nadie le había superado ni en hacer el bien a sus amigos ni el mal a sus enemigos: "El mejor amigo y el peor enemigo"

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