En su obra "Una temporada en el infierno" Arthur Rimbaud califica a Paul Verlaine como la "virgen demente" de la cual él fue el "esposo infernal", no era para menos pues la relación entre ambos fue un largo viaje hacia el Averno.
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Arthur Rimbaud Rimbaud fue a vivir con Paul Verlaine con sólo 17 años, ya era un verdadero "enfant terrible" admirado por toda la intelectualidad parisina, Victor Hugo al frente.Venia de haberse fugado varias veces de casa e incluso haber pasado varias temporadas en prisión. Sus accesos con la absenta y el hachis le llevan a una vida disoluta y salvaje enamorando locamente al poeta parisino. Al final se escapa con Verlaine, que abandona mujer e hijo, a Londres donde viven casi en la indigencia, las disputas y las desavenencias les llevan continuos altercados que acaban con Verlaine en la prisión.
Mientras Verlaine está en prisión Rimbaud escribe "Una temporada en el infierno" , se trata de un relato "simbólico" sobre las vivencias diabolicas de aquella "menuda pareja". Tras un breve encuentro en Alemania en 1.875 la pareja se separó definitivamente y jamás volvieron a encontrarse.
En una época de represión y censura contra cualquier tema que hablase del amor homosexual, Verlaine tuvo la valentia de hablar de ellas con una proverbial claridad. En este poema podremos ver como va cambiando el rol entre ambos amantes: tras penetrar al joven efebo el autor le realiza una felación:
MONTA SOBRE MI
Monta sobre mí como una mujer,
lo haremos a "la jineta".
Bien: ¿estás cómodo?... Así
mientras te penetro -daga
en la manteca- al menos
puedo besarte en la boca,
darte salvajes besos de lengua
sucios y a la vez tan dulces.
Veo tus ojos en los que sumerjo
los míos hasta el fondo de tu corazón:
allí renace mi deseo vencedor
en su lujuria de sueños.
Acaricio la espalda nerviosa,
los flancos ardientes y frescos,
la doble y graciosa peluquita
de los sobacos, y los cabellos.
Tu culo sobre mis muslos
lo penetran con su dulce peso
mientras mi potro se desboca
para que alcances el goce.
Y tú disfrutas, chiquito,
pues veo que tu picha entumecida,
celosa por jugar su papel
apurada, apurada se infla, crece,
se endurece. ¡Cielo!, la gota, la perla
anticipadora acaba de brillar
en el orificio rosa: tragarla,
debo hacerlo pues ya estalla
a la par de mi propio flujo. Es mi precio
poner cuanto antes tu glande
pesado y febril entre mis labios,
y que descargue allí su real marea.
Leche suprema, fosfórica y divina,
fragante flor de almendros
donde una ácida sed mendiga
esa otra sed de ti que me devora.
Rico y generoso, prodigas
el don de tu adolescencia,
y comulgando con tu esencia
mi ser se embriaga de felicidad.
MONTE SUR MOI
Monte sur moi comme une femme
Que je baiserais en gamin
Là, c’est cela. T’es à ma main?
Tandis que mon vit t’entre, lame
Dans du beurre, du moins ainsi
Je puis te baiser sur la bouche,
Te faire une langue farouche
Et cochonne et si douce, aussi!
Je vois tes yeux auxquels je plonge
Les miens jusqu’au fond de ton coeur
D’où mon désir revient vainqueur
Dans une luxure de songe.
Je caresse le dos nerveux,
Les flancs ardents et frais, la nuque,
La double mignonne perruque
Des aisselles et les cheveux !
Ton cul à cheval sur mes cuisses
Les pénètre de son doux poids
Pendant que s’ébat mon lourdois
Aux fins que tu te réjouisses,
Et tu te réjouis, petit,
Car voici que ta belle gourde
Jalouse aussi d’avoir son rôle,
Vite, vite, gonfle, grandit,
Raidit... Ciel ! la goutte, la perle
Avant-courrière vient briller
Au méat rose : l’avaler,
Moi, je le dois, puisque déferle
Le mien de flux, or c’est mon lot
De faire tôt d’avoir aux lèvres
Ton gland chéri tout lourd de fièvres
Qu’il décharge en un royal flot.
Lait suprême, divin phosphore
Sentant bon la fleur d’amandier,
Où vient l’âpre soif mendier,
La soif de toi qui me dévore
Mais il va, riche et généreux,
Le don de ton adolescence,
Communiant de ton essence,
Tout mon être ivre d’être heureux.
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